Jueves 13 de septiembre de 2018, p. a14
Para José Chepo Reynoso, entrenador del Saúl Canelo Álvarez, la impaciencia y el coraje acumulado en este año de espera por la segunda pelea contra Gennady Golovkin, le servirá al pelirrojo de combustible para que cobre algunas afrentas. Pero, previene, no será una obsesión visceral, sino una ira inteligente conducida con la vocación de boxeador profesional.
Esta rivalidad debe terminar, ya se alargó demasiado
, planteó Chepo; “después del empate de hace un año era necesaria, pero si gana como esperamos, se acaba todo y vamos con el siguiente capítulo, ya no habrá interés alguno en seguir peleando contra Golovkin. Canelo debe olvidarlo”.
A pesar de que el combate estaba previsto para mayo, pero fue cancelado tras el positivo por clembuterol que arrojó Canelo en un control antidopaje, el tramo para llegar a esta segunda pelea no fue tortuoso ni un viaje de ansiedad, afirma Chepo a La Jornada en conversación telefónica desde Las Vegas.
No fue tan difícil afrontar aquellos días del proceso y la suspensión
, sostiene el entrenador, “sabíamos que no había nada que ocultar y por tanto todo podría explicarse en su momento, tal como ocurrió. El tiempo de suspensión le sirvió a Canelo para atenderse y recuperarse de una molestia en la rodilla, que si bien no era grave, no estaba en su mejor versión”.
La espera del combate fue cubierta por un intercambio continuo de ataques. En la esquina de Golovkin dispararon frases demoledoras. Tildaron de tramposo y deshonesto al mexicano. Incluso el kazajo, habitualmente callado, expresó su suspicacia de que el físico musculoso del Canelo podría ser consecuencia del consumo de sustancias prohibidas.
Chepo insiste en que no tiene caso poner atención en semejantes declaraciones, que califica de sarta de tonterías
y se sorprende que al final Golovkin haya subido al cuadrilátero de las palabras.
Me extraña que ese muchacho diga esas cosas, antes no era así
, cuenta Chepo, antes no le sacabas un palabra ni con tirabuzón. Para mí quien está detrás de esas declaraciones es su entrenador Abel Sánchez, porque mucho de lo que dice tiene ese sabor latino que ni soñando diría un europeo como él
.
En el argot del boxeo a este intercambio se llama calentar la pelea
, una guerra simbólica que sube la temperatura de la rivalidad para que se contagien peleadores y aficionados el día de la función. Sin embargo, Chepo cree que esta práctica era innecesaria, pues el combate, por sus características, asegura que se vendería sola
.
Le respondimos porque dicen que el que calla otorga
, dice Chepo.
Reynoso piensa que la única respuesta válida a tantos ataques de Abel Sánchez y de Golovkin es simple: “Si Golovkin asegura que el Canelo es deshonesto, que no es un atleta limpio, por qué tenía tanto interés en pelear con él”.