Domingo 30 de septiembre de 2018, p. 6
San Sebastián. La película argentina Rojo, de Benjamín Naishtat, se convirtió ayer en la gran premiada en el Festival de Cine de San Sebastián, que entregó la Concha de Oro por segunda vez al realizador catalán Isaki Lacuesta por Entre dos aguas, en una noche plagada de reivindicaciones.
Así, recogió su premio a mejor actor su compatriota Darío Grandinetti, quien alertó del peligro del ascenso de la derecha y el fascismo.
Esta película puede advertir de cualquier cosa que se pueda preparar en estos momentos en que la derecha y el fascismo han vuelto a crecer el mundo
, señaló sobre la cinta ambientada en un momento previo al golpe de Estado de 1976 en el país latinoamericano y que habla de la necesaria colaboración civil durante las dictaduras.
El premio a la mejor fotografía, al brasileño Pedro Sotero, puso la guinda al éxito de la cinta que transporta al espectador a los años 70 desde la imagen.
Sotero no acudió a recoger el galardón, pero en un mensaje leído en su nombre pidió la libertad para el ex presidente Lula.
La noche argentina cerró el círculo con un premio fuera de la sección oficial, el Horizontes, para Familia Sumergida, de María Alché, con mención especial a otro argentino, Agustín Toscano por El Motoarrebatador.
Premio compartido
Yuli, la película dirigida por la española Icíar Bollaín sobre el bailarín cubano Carlos Acosta, se llevó el premio del jurado al mejor guion, que firma el escocés Paul Laverty, un reconocimiento compartido ex aequo con L'Homme fidèle/A faithful man, de Louis Garrel, con un libreto coescrito con el francés Jean-Claude Garriére.
Tanto Laverty como Garrel aprovecharon el micrófono para hacer reivindicaciones, el primero contra el bloqueo a Cuba y el segundo pidiendo la libertad del cineasta ucraniano Oleg Sent-sov, encarcelado en Rusia y en huelga de hambre.
El premio a la mejor actriz fue para la noruega Pia Tjelta por Blind spot, cinta debut de la directora la sueca Tuva Novotny.
El Premio Especial del Jurado fue para Alpha, the right to kill, de Brillante Mendoza, que se sumerge en un cuerpo de las fuerzas especiales de Filipinas para mostrar su corrupción interna.