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Desde Otras Ciudades

La Casa Rosa en Senegal, donde se escuchan todas las historias

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▲ La Maison Rose, donde viven mujeres con sus niños que buscan olvidar los abusos.Foto tomada de Internet
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esde hace 10 años en el distrito de Medina Gonasse, en el sureste de Senegal, se encuentra la Maison Rose, un lugar donde acogen a mujeres víctimas de violencia física y sicológica y las acompañan en un largo proceso de reintegración social.

Fundada por la asociación humanitaria Unies Vers’Elles Sénégal, la Maison Rose ocupa las instalaciones del antiguo tribunal municipal de Guédiawaye. Es un lugar bonito y animado.

Los tres pisos de la Maison Rose están conectados por un curioso entrelazado de escaleras con un amplio patio interior. Las oficinas administrativas, el estudio de los sicólogos y las aulas donde los menores siguen actividades recreativas están en la planta baja. Los pisos superiores son para dormitorios, baños, lavandería y cocina. Todas las paredes, por supuesto, están pintadas de rosa.

“Nuestros trabajadores –explica la francesa Mona Chasserio, fundadora de la Maison Rose– pueden pasar meses estudiando el trágico pasado de la chica. Escuchan, escuchan y escuchan; luego deciden una estrategia específica. Cada mujer que acude a nosotros tiene una historia particular, no hay teorías prestablecidas cuando hablamos de personas que sufrieron.”

Las mujeres que viven en este centro son todas víctimas de violación, acoso, incesto, y a menudo se vieron obligadas a la prostitución. Muchas de ellas recurrieron al aborto.

Chasserio promovió el lanzamiento de actividades colaterales inéditas y originales para un país como Senegal. La más especial, el circo. Los voluntarios de Sencirk, la única compañía circense del país, imparten dos horas de clases en el amplio techo del antiguo tribunal, desde el que se puede observar todo el barrio.

La alumna más prometedora, un verdadero prodigio como malabarista, es Sophie Diatta, de 19 años. Originaria de Ziguinchor, vive desde hace más de cuatro años en la Maison Rose con su pequeño Ismael, a quien tuvo después de una violación.

Se entusiasma con sólo escuchar la palabra circo: Cuando hago los ejercicios o un espectáculo con chicos de Sencirk, me olvido de todos los problemas, tengo la mente libre, el estrés me abandona completamente. Todos los días me esfuerzo para que el circo se convierta en mi trabajo, este es mi sueño.

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