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Caso Guadalupe Benítez Vega

Testimonio da pie a que el asesinato de una estudiante sea juzgado como feminicidio
 
Periódico La Jornada
Domingo 7 de octubre de 2018, p. 15

El caso del asesinato de la estudiante universitaria Guadalupe Benítez Vega dio un paso más para ser juzgado como un feminicidio, después de que una compañera de escuela de la víctima testificó que la ex pareja de la mujer ya había manifestado conductas violentas contra ella, e incluso la golpeó dentro de un salón de clases.

Como ya se ha informado en este diario, Guadalupe Benítez –alumna de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán, de la Universidad Nacional Autónoma de México– fue asesinada el 6 de julio de 2017 en el municipio de Nicolás Romero, estado de México, en un delito por el cual fueron acusados el esposo y la suegra de la joven.

Aunque el supuesto autor del crimen ya fue detenido y hay diversos elementos que lo inculpan, hasta el momento sigue sin haber una sentencia definitiva en su contra y no se ha determinado si el delito será juzgado como feminicidio o como homicidio calificado.

Agresiones físicas directas

En la más reciente audiencia sobre el caso, celebrada el primero de octubre en el tribunal de enjuiciamiento del distrito judicial de Tlalnepantla, una ex compañera de escuela de Benítez Vega compareció ante el juez para declarar que ella había presenciado diversos actos de violencia en contra de la víctima por parte de su esposo, como control de su persona y sus actividades, pero también agresiones físicas directas en un salón de clases.

Los familiares de la estudiante asesinada y su representante legal, Víctor Caballero, subrayaron que dicho testimonio constituye una prueba que robustece el elemento de que haya antecedentes de violencia –como lo establece el artículo 242 del Código Penal del estado de México– para que el presunto agresor sea ­sentenciado por el delito de feminicidio.

Es necesario recordar que en audiencias previas se comprobó que las heridas que el ex esposo de Benítez Vega tenía en el brazo se las había infligido él mismo, para dar verosimilitud a la coartada de que una tercera persona los había atacado a los dos y había matado a la mujer.

De igual forma, se encontraron restos de la piel del hombre en las uñas de ella, lo que sugiere que peleó para defenderse de una ­agresión.

Según investigaciones periodísticas recientes, más de 10 mil mujeres han sido asesinadas en México desde 2012, pero menos de 20 por ciento de los casos han sido juzgados como feminicidio, lo cual invisibiliza el fenómeno y genera impunidad.