En la tercera corrida hubo entrega y madurez de Arturo Macías
Lunes 26 de noviembre de 2018, p. a34
En México hay buenos toreros y buenos ganaderos, faltan empresas menos adineradas pero más sensibles con la fiesta y más comprometidas con la afición.
Estaba cantada la escasa asistencia al tercer cartel cuadrado de la temporada 2018-19 en la Plaza México al repetir, vaya imaginación, el mismo cartel del 11 de febrero de este año: el vistoso rejoneador español Andy Cartagena, con dos reses de Reyes Huerta, cuyo segundo ejemplar, Copa de Nieve, fue indultado, y a pie los diestros de Aguascalientes Arturo Macías y Leo Valadez, con un encierro de Las Huertas, más el sobresaliente Jorge López Zotoluco.
Aquella ocasión hubo menos de un cuarto de entrada, pero la empresa supuso que tras el clamoroso triunfo del caballista ahora se multiplicaría la asistencia para verlo. No fue así, y, si a repeticiones vamos, la gente volvió a hacer la misma entrada.
Pero hay que asistir a las plazas, insisten los positivos, independientemente de la pobre oferta de este espectáculo.
Dos ganaderos completan el encierro del día
Se había anunciado un encierro de Arturo Gilio para los toreros de a pie, pero finalmente sólo dos salieron al ruedo, completándose el encierro con cuatro de José María Arturo Huerta.
Lo interesante es que ambas ganaderías enviaron ejemplares con bravura y clase, destacando el que abrió plaza para el caballista, cuyas cabalgaduras fueron alcanzadas en varias ocasiones aunque sin consecuencias, y su segundo, al que templó mejor e hizo una faena vistosa que le valió la oreja.
En la columna de ayer dijimos que ambos alternantes, Macías y Valadez, no merecían este trato de comparsas, pues las cualidades toreras de ambos demandan carteles de más fuste al lado de los que figuran.
Muy bien estuvo Arturo Macías con su primero, al que llevó por verónicas de las tablas al tercio y recargó con codicia en el prolongado puyazo. Inició la faena con dos espléndidos y agarzados derechazos rodilla en tierra y ligó varias tandas templadas por ambos lados, exhibiendo la madurez de su tauromaquia.
Se engolosinó y pasó de faena al astado, haciendo el viaje hasta en tres ocasiones antes de cazarlo en tablas con habilidoso espadazo en lo alto. Al juez se le olvidó ordenar arrastre lento. Citando con el cuerpo y la muleta, enfrentó luego a Dos Amigos, de Gilio, ovacionado por su encornadura pero con una embestida reservona y descompuesta. Volvió a fallar con la espada. Así y todo, Macías debe volver en ternas más comprometedoras… para los otros.
Leo Valadez recetó un trincherazo terminante a su fuerte y geniudo primero, para destroncarlo, someterlo y fijarlo en una faena coronada con un estoconazo. Lo grande vino con el cierra plaza Tocayo, también de Gilio, bello colorado al que lanceó con parsimonia, quitó por precisas zapopinas, media de rodillas y brionesa.
Pidió banderillas, dejó los pares traseros, bien planteados pero juntando los palos antes de clavar, y consiguió una faena que debió alcanzar otro tono dada la calidad del toro. Dejó tres cuartos en lo alto y recibió una oreja. El potencial de Valadez también merece otros carteles.