Carlos Payán Velver, director fundador de La Jornada, caminó 34 años en 34 imágenes. Avanzó despacio, muy atento, a lo largo de las rejas del Senado de la República, sobre Paseo de la Reforma; en cada fotografía se detenía y evocaba un recuerdo. Su mirada aguda reconocía escenas y momentos, decisiones editoriales, miles de portadas: desde los días previos al nacimiento de este periódico, hasta los momentos dramáticos de la devastación y el dolor, los instantes cruciales en el rumbo político del país y la magia oculta en las escenas cotidianas. Algunas imágenes ahora son registros históricos invaluables; otras se mantienen vivas por su valor estético y poder expresivo.

Lo que muestran estas imágenes hace tiempo que ya no existe, dijo Payán, pero gracias a ellas, que capturaron un instante, se volvieron eternas. Esto es como un paseo por algunas visiones eternas.

Emocionado, Payán describe la exposición 34 años de La Jornada. Treinta y cuatro fotografías clásicas, inaugurada el lunes en la galería abierta del Senado, surgida por acuerdo de la Junta de Coordinación Política de esa cámara.

“Es un recorrido por la historia del país. La Jornada nació junto con la sociedad civil, mano a mano, dos historias paralelas y complementarias. Éramos uno mismo”, agrega el director fundador de este diario.

En la ceremonia de inauguración participaron el presidente de la Junta de Coordinación Política, Ricardo Monreal Ávila; los coordinadores partidistas: Miguel Ángel Osorio Chong, del PRI; Rafael Moreno Valle, del PAN; Miguel Ángel Mancera Espinosa, del PRD; Raúl Bolaños Cacho Cué, del PVEM, y Sasil de León Villard, del PES. También, las senadoras Susana Harp Iturribarría, presidenta de la Comisión de Cultura, y Xóchitl Gálvez Ruiz, legisladora del PAN.

Además de Carlos Payán, por La Jornada estaban Josetxo Zaldúa Lasa, coordinador general de Edición, y Fabrizio León Diez, director de La Jornada Maya y curador.

“La Jornada ha recogido los momentos más trascendentes de la vida pública nacional e internacional”, dijo Monreal Ávila en la inauguración. Nos complace hoy que en los muros del Senado estén plasmadas 34 de las fotografías más representativas y simbólicas de este periódico. Son imágenes que reflejan la historia de un país, en su desigualdad y violencia, pero también en su esperanza.

El recorrido empieza con una imagen icónica que atrae la atención de todos los asistentes; se escuchan murmullos. “Son el Gabo y Monsi”, dice alguien. En la fotografía, dos días antes de que La Jornada saliera a la calle el 19 de septiembre de 1984, García Márquez revisa los números cero esparcidos en una mesa. A un costado, Monsiváis –uno de los convocantes de este proyecto– esboza una sonrisa mientras ve las pruebas.

La etapa en blanco y negro tiene un poder expresivo que cautiva al público: la serie de la explosión de San Juanico, el 19 de noviembre de 1984, un mes después de que La Jornada saliera a la luz, conmueve al espectador, o los depósitos de gas en llamas junto a la descomunal zanja en el panteón civil de la colonia Caracol, donde una noche sepultaron a 276 víctimas.

La sorpresa capturada

Payán hace alto frente a la foto del edificio Nuevo León en Tlatelolco, derrumbado, como un gigantesco animal prehistórico, por el terremoto del 19 de septiembre de 1985. El fotógrafo venía de festejar cuando tomó esta imagen, relató sobre la experiencia de Marco Antonio Cruz, quien volvía de la fiesta del primer aniversario de este diario cuando lo sorprendió el sismo.

Algunas cejas se levantan cuando a la comitiva de senadores le relatan que algo parecido le sucedió al fotógrafo Antonio Turok, autor de la primera imagen del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en su avanzada, la mañana del primero de enero de 1994.

El fotógrafo –relató Zaldúa Lasa– volvía de celebrar la entrada del año nuevo, cuando el azar lo puso delante de la historia.

El asombro también prolongó la parada frente a otra imagen devastadora. El cadáver de un hombre colgando en un puente de Iztapalapa, una fotografía de 2015 que miraban Payán, Harp y Monreal buscando respuestas. El senador Miguel Ángel Mancera, quien entonces era jefe de Gobierno, los alcanzó para explicar: Fue un hombre en situación de calle. Lo secuestró un grupo de Tepito, pero pudimos reconstruir la trayectoria y los capturamos.

Al final del recorrido resulta inevitable tener una visión panorámica de la historia de casi tres décadas y media. La Jornada prolongó la tradición de lo mejor de la fotografía del siglo XX –aseveró León Diez–, para establecer una línea editorial innovadora donde la fotografía no sólo fue auxiliar de la información diaria, sino, a veces, incluso protagonista. Empezó con Carlos Payán y continuó con la actual directora, Carmen Lira Saade, explicó. “En este recorrido puede constatarse que la identidad de la fotografía del diario no sólo ha contribuido a la iconografía clásica, sino también que la oportunidad y la buena composición dieron origen a una estética que identifica el ADN de La Jornada”.