Si hoy finalizara la carrera de Saúl Canelo Álvarez, merecería estar entre los mejores boxeadores de la historia, dice sin titubeos su entrenador, José Reynoso, después de aclarar que no puede calcularse el sitio de un peleador sino hasta que termine su vida deportiva. Lo que no tiene dudas es de darle un lugar privilegiado si tuviera que decidirlo hoy mismo.

Esa confianza se irradia en todo el equipo de Canelo en la conferencia telefónica que ofrecieron ayer a unas semanas de su combate ante el británico Rocky Fielding el 15 de diciembre en el Madison Square Garden, en Nueva York.

Para nadie es un secreto que soy mejor boxeador (que Fielding), un peleador de mayor categoría, dice con firmeza Canelo. Pero estoy subiendo a su división y él es más alto y tiene mayor alcance, está acostumbrado a recibir golpes de rivales más pesados, eso supone un riesgo.

Hace unas semanas, Fielding (1.85 centímetros) dijo que cuando estuvo frente a Canelo (1.75), sintió más confianza al ver la ventaja de estatura que tenía sobre el mexicano. Al verlo así, pensó que debía ponerlo en ese lugar. Canelo quiere transmitir que eso no le resta seguridad, quiere mostrarse dueño de las circunstancias.

No me preocupa que sea más alto. Me meteré a su terreno, a su guardia; soy un peleador que aprendí a adaptarme y esa noche también pienso hacerlo, dice Álvarez.

Este año a punto de concluir fue de altibajos para Canelo: del positivo en una prueba antidopaje y la sanción, a la victoria ante Golovkin y la firma del contrato más lucrativo de la historia. Ahora quiere cerrar con un nuevo título, el supermediado de la AMB.

Saúl dijo que quiere entrar a la élite de mexicanos que han conquistado títulos en tres divisiones.

Quiero entrar a la lista de mexicanos que han ganado tres títulos en divisiones distintas, lo repito, vine a hacer historia y eso es lo que pretendo el 15 de diciembre en Nueva York, finalizó.