tributo a la capacidad humana de sobrevivir
Lunes 10 de diciembre de 2018, p. a11
Encarnar a Golda Meir, la quinta primera ministra de Israel, significó gran esfuerzo físico y emocional para la actriz Fanny Sarfati, quien representa los ideales, anhelos e incansable lucha de esta mujer que conoció el infierno, pero se ganó un lugar en la historia.
En el foro Sylvia Pasquel, el monólogo El balcón de Golda, del dramaturgo William Gibson, dirigido por Nathán Grinberg, celebró 250 representaciones de la obra sobre esa mujer decidida, de enorme fortaleza, que revolucionó el sentido del poder político y tuvo la pasión para cambiar la geografía mundial “en un momento en que la paz se tambaleaba por la guerra fría”.
El dramaturgo, explicó Fanny Sarfati, no sólo pone a la heroína y a la mujer política en escena, sino también a la amante, madre e hija con todas sus debilidades y fortalezas. Esto la muestra muy humana y permite que los espectadores aprendan de la historia, así como a relacionarse y comprender al personaje
.
El balcón de Golda, que tiene momentos de humor ácido, devela una brillante mujer que mantuvo tolerancia cero al terrorismo. Si se levantara de la tumba estaría muy feliz de comprobar el país próspero que es Israel, pero a la vez muy triste de ver lo poco que ha avanzado en el tema de la paz
.
Así es como en escena drama y humor se entrelazan para rendir un tributo conmovedor a la capacidad humana de sobrevivencia
.
La obra, de casi dos horas de duración, comienza cuando Golda Meir recibe una llamada, un día de 1973 a las cuatro de la madrugada, la cual cambiará su vida y la de esa nación.
Sarfati aceptó que se ha empeñado en que el montaje siga vivo
porque todavía tiene mucho que mostrar por sus temáticas vigentes. Tiene muchos aristas y balcones para referirse a diversos aspectos de la vida de Meir
también.
Mirada al infierno
De hecho, El balcón de Golda Meir mira hacia el infierno, donde reflexiona sobre los terribles momentos que se viven en la época, las vicisitudes políticas, bélicas y geográficas; así como los aciertos y errores de ser mujer.
El esfuerzo escénico de Sarfati se multiplica al protagonizar también la obra Dai/¡Basta!, en la que encarna a 10 personajes de diferente nacionalidad, cultura, sexo, religión y edad, quienes transitan su vida con normalidad hasta que los sorprende la intolerancia y la estupidez humana.
La decena de personajes son disímbolos uno con otro y están sentados en una cafetería cuando entra un hombre bomba y explota. A ellos los conoces vivos y te enamoras, aunque, en la historia muy pronto te des cuenta de que todos van a morir
.
En ese momento, entre el público comienza a sentirse una especie de enamoramiento, pero también de angustia. Es la idea que tuvo la autora de mostrar que el terrorismo es ciego, porque el terrorista no entra y pregunta si estás en favor o en contra de su causa, sino que explota, aunque su madre esté ahí presente
.
En este mosaico de personajes “el texto se tuvo que tropicalizar a la situación de México”, dijo Sarfati, quien posee una trayectoria de más de 30 años que incluyen 30 obras como actriz y 20 como directora, además de gran experiencia al frente de galerías, bibliotecas, ediciones de libro, entre otras.
Ambas obras, dijo, las ensayé nueve meses; es un trabajo desgastante, pero después de cada función me llevo una enorme energía
, puntualizó la actriz, quien concluyó este fin de semana las temporadas de ambos espectáculos unipersonales.