Martes 18 de diciembre de 2018, p. 20
La propuesta de gasto para 2019 incluye un incremento para atender el pago de pensiones y jubilaciones de 6.4 por ciento respecto de 2018, casi el doble de la inflación prevista para el año próximo, con lo cual se convierte en uno de los renglones del Presupuesto de Egresos de la Federación que mayor presión continuará ejerciendo en las finanzas públicas.
De esta manera, el monto que se canalizará para pensiones y jubilaciones asciende a 877 mil 464.1 millones de pesos, es decir, 53 mil 94.1 millones adicionales a los 824 mil 370 millones canalizados para ese concepto en 2018.
Esa cantidad es ligeramente superior a lo recaudado por el impuesto al valor agregados (IVA) programado para todo este año: 876 mil 936 millones de pesos.
El gasto que debe asumir el Estado para financiar el costo de las pensiones aumenta a un ritmo de 7 por ciento real anual, con base en estudios actuariales disponibles y el comportamiento observado.
Las pensiones y jubilaciones ascienden a 877.4 mil millones de pesos y absorben 21 por ciento del gasto programable total, que el próximo año está previsto en 4 billones 86 mil millones, según el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2019, remitido el sábado anterior por el Ejecutivo al Congreso.
Lo anterior muestra la necesidad de replantear el sistema, porque ese pago va a seguir creciendo año tras año.
En general, un esquema pensionario de cuentas individuales resuelve el problema de solvencia y sostenibilidad fiscal del sistema originados por los cambios demográficos, ya que los beneficios pagados dependen directamente del ahorro acumulado durante la vida laboral de cada trabajador.
De acuerdo con estudios de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar), se ha presentado una tendencia mundial de implementar cada vez más esquemas de cuentas individuales, obligatorias o voluntarias.
Sin embargo, en los sistemas de contribución definida también se presentan desafíos. Por ejemplo, los cambios demográficos continúan siendo relevantes, ya que, en caso de que los pensionados vivan más años de lo esperado, la pensión puede resultar insuficiente para financiar dignamente los gastos durante la vejez.
Esto se conoce como riesgo de longevidad, el cual se define como el peligro potencial asociado con el aumento de la esperanza de vida de los pensionados.
Adicionalmente existen otros riesgos: de mercado, asociados con la rentabilidad y volatilidad de los mercados financieros durante el tiempo de cotización del ahorrador; de baja contribución, que ocurre cuando las personas ahorran menos de lo que debieran y, por tanto, acumulan fondos que resultan insuficientes para financiar una pensión, y de baja densidad de cotización, que ocurre cuando un trabajador no cotiza suficiente tiempo en el sistema, lo cual limita no sólo el monto de su ahorro, sino la posibilidad incluso de acceder a una pensión garantizada.