Un ídolo popular pertenece a la gente. Lo elogia y lo quiere. Será difícil para Saúl Canelo Álvarez convertirse en uno, piensa el mánager Ignacio Beristáin, por cuyas manos han pasado decenas de campeones del mundo. No minimiza ni el progreso técnico ni la fama que ha encumbrado al boxeador pelirrojo, pero de eso a encumbrarse en un pedestal legendario, hay una distancia que puede ser insalvable. Sobre todo –considera– después de la exhibición del sábado en el Madison Square Garden, en Nueva York, donde venció a un dudoso campeón mundial supermediano de la AMB, el británico Rocky Fielding.

Eso fue un fraude, dice sin dudar Beristáin; “nada de que Canelo fue a hacer su trabajo, porque enfrente no tuvo a nadie. Subió a cobrar una buena lana; está en su derecho, pero lo que vimos no fue boxeo ni nada parecido. Fue un espectáculo grotesco”.

Beristáin no oculta su molestia ante este tipo de combates. Los considera farsas que sólo afectan la credibilidad de los peleadores y al boxeo en su totalidad.

Por eso se fue HBO del boxeo, dice indignado sobre la salida de la cadena de televisión estadunidense que transmitió por más de cuatro décadas las mejores peleas del mundo; se retiró antes, porque perdió credibilidad el boxeo con estos espectáculos grotescos.

Los responsables directos para Beristáin son los promotores que no protegen la credibilidad del peleador y el organismo, la AMB, que no sólo tiene campeón y supercampeón en una división, sino además descuidan la calidad de quien ostenta un título.

Lo anunciaron como el campeón supermediano, pero eso fue una burla para la gente que fue al Madison a ver esa farsa, continúa Beristáin; “no piensan que eso puede afectar la carrera del Canelo. Ojalá que no lo afecte, pero así difícilmente convencerá a sus detractores”.

Beristáin recuerda que en la pelea que ganó ante Gennady Golovkin, hubo público que abucheó al tapatío. Ese repudio de un amplio sector de la afición, se alimenta de episodios como el del sábado ante Fielding.

La credibilidad no se compra, asesta Beristáin y trae a colación a Juan Manuel Márquez, a quien condujo durante toda su carrera, y aseguró que nunca habrían aceptado peleas así.

Había un estudio muy minucioso sobre lo que le convenía, dice el mánager; jamás nos habríamos prestado para algo así. La honestidad deportiva siempre iba por delante.

Con algunos matices, el presidente del Consejo Mundial de Boxeo, Mauricio Sulaimán, considera que Canelo hizo lo que cualquier boxeador profesional hace en su carrera: pelear con quien le pongan enfrente.

No es culpa del muchacho, dice Sulaimán; pero deben poner más atención los promotores y DAZN (la plataforma que transmite las peleas de Álvarez), porque el público merece buenos espectáculos.

Sulaimán piensa que los promotores del Canelo deben tener claro que en el momento que se encuentra Saúl deben cuidar más el nivel de los rivales para ofrecer combates memorables.

Esos organismos (como AMB) afectan la carrera de los peleadores y al boxeo en general, porque confunden a la gente, dice Sulaimán; tienen como campeón a un peleador que resultó a modo. Peleas como ésta pueden representar un bajón en lo que ha hecho Canelo, pero creo que sus promotores serán más cuidadosos en ese registro.