Aun cuando las mujeres tienen un mayor porcentaje de éxito de concluir sus estudios, es más difícil que accedan a maestrías y doctorados de cualquier área científica, pero de manera particular en las ciencias exactas, donde persiste una enorme inequidad de género, asegura Rosa María Farfán Márquez, investigadora del Departamento de Matemática Educativa del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav).

Señala que de acuerdo con datos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), hasta 2016 de los 118 miembros en el Sistema Nacional de Investigadores (SIN) nivel tres en el campo de las matemáticas, sólo nueve son mujeres; es decir, menos de 10 por ciento.

Perduran estigmas sociales

Coautora, junto a la investigadora María Guadalupe Simón, del trabajo El desarrollo del talento de las mujeres en matemáticas desde la socioepistemología y la perspectiva de género, Farfán Márquez destaca que se debe esencialmente al estereotipo impuesto a las féminas en la sociedad, considerándolas mejores cuidadoras, por lo que el número de investigadoras en áreas de ciencias de la salud o biológicas es mayor que el registrado en áreas de ciencias exactas e ingeniería.

Pero esta desigualdad entre géneros se confirma en el reporte Educación de niñas y mujeres en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, elaborado por la Unesco, en el que apunta que sólo 35 por ciento de los estudiantes matriculados en las carreras vinculadas a estas áreas de conocimiento son mujeres.

Sólo 28 por ciento de los investigadores del mundo son del género femenino. Los estereotipos sexistas y los prejuicios comprometen la calidad de la experiencia del aprendizaje de las alumnas y limitan sus opciones educativas, señala.

El informe de la organización de Naciones Unidas cita, de acuerdo con un estudio realizado en 14 países, la probabilidad de que las estudiantes terminen una licenciatura, una maestría y un doctorado en alguna materia relacionada con la ciencia es de 18, 8 y 2 por ciento, respectivamente, mientras para el género masculino es de 37, 18 y 6 por ciento.

Desde la familia y la escuela

Para Farfán, integrante del SNI nivel tres y de la Academia Mexicana de Ciencias, es imprescindible contar con un mayor número de instituciones de calidad que se dediquen a la investigación matemática y con el diseño de políticas públicas que busquen revertir esta desigualdad, desde la familia y la escuela.