Necesito pulir entradas, dice clavadista de altura
Sábado 9 de febrero de 2019, p. a11
La clavadista de altura Adriana Jiménez espera con ansias el Mundial de Gwangju, Corea del Sur, en julio, porque sabe que tendrá otro desafío para buscar la medalla de oro al presentarse como subcampeona del orbe en la prueba de 20 metros.
Con un calendario demandante para este año, la capitalina está consciente que tendrá que tomar una difícil decisión para declinar en algunas de las siete competencias de la Serie Mundial Red Bull, que la colocan entre las principales protagonistas del certamen del que es pionera, además de participar en la Copa del Mundo en China.
No obstante, Adriana tiene en la mira el Mundial sudcoreano como meta principal, ya que estarán en lid los cinco deportes acuáticos, co-mo los clavados de altura, donde los mexicanos –ella en la femenil, y Jonathan Paredes con los varones– ostentan preseas en esos certámenes.
Sin saber lo que le depara en los siguientes meses, Adriana está convencida de que vendrán mejores resultados y lo único que tiene que hacer es seguir entrenando y que su espalda no resienta más lesiones.
“Será una maravillosa competencia en el Mundial. Tengo buenos recuerdos por la medalla de plata en Budapest hace dos años. Quiero estar preparada para hacer buenos clavados con mucho amor.
Quiero disfrutarlo y a mí me encantaría ganar, sueño con eso. Estoy segura que si me enfoco en pulir mis entradas podremos estar en la pelea
, afirma sin dudar.
En abril se abre la temporada de la Serie Mundial que en esta ocasión tendrá nuevos escenarios naturales. Algunos están en la mente de Adriana, como Filipinas, España e Irlanda, que integran las siete etapas. La clavadista se siente atraída por Bilbao para “saltar en el puente (Zubizuri) al lado del museo Guggenheim.
El año pasado estuve allí como invitada para hacer promocionales. Es bellísimo y hay mucha audiencia
, por lo que es necesario “analizar el calendario por lo de mi lesión en la espalda y si tengo buena energía y mucho optimismo cumplir y cuidar mi cuerpo, que es mi herramienta, pues a veces duro de tres a cuatro días para recuperarme.
Hay que tener estabilidad en todo y en verdad tengo muchísimas ganas por competir. Disfrutar cada clavado porque es en los entrenamientos donde se ganan las medallas
, refiere la subcampeona mundial, quien también encontró el amor en las alturas y se casa hoy con el australiano Joey Zuber, también clavadista en la prueba de 27 metros.