Instituto Cultural de México en Francia: 40 años
bicado en Le Marais, uno de los barrios más concurridos de París, y cerca de los museos Picasso, Carnavalet y Pompidou, el Instituto Cultural de México en Francia difunde el arte nacional y coordina los intercambios culturales entre ambos países. Aun con los altibajos por la falta de recursos y direcciones no siempre afortunadas, el instituto cumple con sus objetivos.
Este año celebra 40 años de creado y lo hace exitosamente con una exposición retrospectiva ‘‘íntima, potente e inédita’’ del pintor Carlos Torres.
Originario de Chihuahua, con estudios en la Escuela Nacional de Pintura La Esmeralda, desde 1974 participa en la escena artística de la capital francesa.
Torres reconoce que su formación la debe en muy buena medida a uno de los máximos representantes del arte cinético a escala mundial y cuyas investigaciones aportaron una nueva forma de conocimiento sobre el fenómeno del color: el venezolano Carlos Cruz-Díez.
Diversos críticos destacan que la luz, el color y la forma son esenciales en la obra de Torres. Así se comprueba en las series de cuadros que integran esta retrospectiva (Trípticos, Inmersiones, Translaciones), en la que expresa lúdicamente sus ideas pictóricas.
Poco afecto a las redes de los galeristas, Carlos Torres es uno de los artistas mexicanos más reconocidos en Europa, con exposiciones en Alemania, Inglaterra, Holanda y Bélgica. También Estados Unidos. El gobierno francés le otorgó en 2006 el título de Caballero de las Artes y las Letras.
Para el pintor, la imaginación del espectador es fundamental en su trabajo. Al respecto, afirma: ‘‘Siempre he deseado uno que esté consciente del acto de mirar". A su obra, Severo Sarduy le dedicó un texto consagratorio y el poema siguiente:
El negro obtura, / el blanco perfora y desata; / el negro es luz en ruina / ceniza del sentido; / el blanco es palabra impronunciada: / la claridad sin nombre / que nos acompaña / en el infinito / prenatal / y póstumo...