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‘‘He querido dejar que mis cuadros o esculturas sean misterios y canten dentro de mí’’

Tras vivir la dictadura, al llegar a México, hace 70 años, ‘‘volví a nacer y me sentí libre’’, dijo Vicente Rojo al ser investido con el honoris causa de la Uia

 
Periódico La Jornada
Sábado 23 de febrero de 2019, p. 2

En la ceremonia de investidura del doctorado honoris causa de la Universidad Iberoamericana (Uia) a Vicente Rojo (Barcelona, 1932), efectuada ayer en esa casa de estudios, el artista reconoció convivir y desarrollar su trabajo a partir de la contradicción y dijo que la libertad le ha permitido colaborar con personas cuyas opiniones difieren de las del maestro, sean estéticas, políticas o religiosas.

‘‘Con frecuencia me cuestionan cómo he podido desarrollar simultáneamente esas dos carreras (diseñador gráfico y artista), pues en ello se advierte una contradicción, ya que los dos caminos son opuestos. Pero yo convivo con ellos así, como opuestos; pues me atrevo a pensar que, sin contradicciones, sencillamente no existe la obra de arte, ni la literatura, ni la música, ni el teatro, ni, si me extiendo, tampoco la vida”, explicó.

‘‘Me gusta –añadió el también pintor y escultor– comparar mi trabajo con unas breves líneas de una novela del poeta kurdo Yaser Kemal, que definen la riqueza del arte y dicen: ‘La misma canción suena de noche de una forma y de día de otra.

‘‘No la canta igual un niñoque una mujer, ni un joven que un viejo. La canción parece distinta si se canta en el prado, en el bosque o junto al mar. La misma canción es una por la mañana y otra a mediodía, es una por la tarde y por la noche es todavía otra más’.

‘‘Me gusta la idea de haber cantado esa canción libremente a lo largo de mi trabajo’’, dijo el maestro quien en 1991 recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes.

‘‘También hermanaría esa canción con la palabra libre. La libertad es lo que me ha permitido colaborar con personas con diferentes opiniones de las mías, sean estéticas, políticas o religiosas”.

El diseño gráfico, arte con resultado eficaz

Vicente Rojo recordó: ‘‘Desde niño sentí que heredaba una conducta republicana, que ni la cruel guerra (civil española), ni la represión franquista que viví durante 10 años pudieron borrar. Después de haber vivido bajo una dictadura, al llegar a México hace 70 años, sentí que volvía a nacer y me sentí libre”.

En su disertación definió el di-seño gráfico ‘‘como un arte aplicado que debe alcanzar un resultado eficaz, casi siempre en tiempo muy breve y deseablemente con un sentido económico aceptable”.

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▲ Vicente Rojo (Barcelona, 1932), ayer, en la Uia campus Ciudad de México, donde habló de su quehacer en el diseño gráfico, la pintura y la escultura.Foto José Antonio López

Una labor, añadió, ‘‘de ninguna manera menor, que a mí me ha permitido tener los pies en la tierra y, desde mi timidez de antaño, comunicarme con los demás”.

Con la pintura y la escultura, apuntó el maestro Rojo, ‘‘nunca he tenido claridad. Siempre estoy envuelto en dudas, sumido en laberintos o preguntas a las que no encuentro respuesta, sólo algunos indicios con los que he podido resolver cuestiones visuales, pero afortunadamente las dudas me permiten seguir adelante para encontrar la salida del laberinto.

‘‘He querido siempre dejar que mis cuadros o esculturas sean enigmas o misterios, que canten dentro de mí. Si vuelan y llegan a un posible espectador, y cantan den-tro de él, habré logrado que las obras que yo le ofrezco como prismas que multiplican mis imágenes, se conviertan en poesía, en música, en una canción interpretada por un coro, que me gustaría fuera un coro de niños.”

Juan Soriano, ‘‘mi maestro’’

Vicente Rojo reconoció el trabajo de Rafael López Castro, ‘‘como un modelo de diseñador, ejemplo a seguir”, y el de Juan Soriano (1920-2006), ‘‘un pintor admirable, cuyo trabajo es totalmente diferente al mío, pero al que considero mi maestro”.

Asimismo, para concluir dedicó unas palabras a un entrañable amigo, el novelista, ensayista y crítico Juan García Ponce (1932-2003): ‘‘Lo visito en su casa, está acostado en su cama. Con la misma tenue sonrisa de siempre me recibe y me dice, después de preguntarme él por mis propios problemas de salud: ‘No te preocupes, Vicente, somos eternos’”.

En presencia de los rectores de los planteles de la Uia y luego de la lectura del acuerdo mediante el que se le confirió el doctorado honoris causa a Vicente Rojo, así como una semblanza a cargo de la maestra Gloria María Prado, la distinción académica le fue impuesta al artista por David Fernández Dávalos. rector del campus Ciudad de México de esa institución de enseñanza superior.