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Apuntes Postsoviéticos

Más de lo mismo

L

as recientes elecciones para renovar el Parlamento en Moldavia –antigua república soviética que desde que proclamó su independencia es uno de los países más pobres de Europa con un ingreso anual por persona que apenas ronda los 5 mil dólares– nada van a cambiar, aunque la principal fuerza de oposición, el Partido de los Socialistas de Moldavia (PSM) obtuvo el mayor número de votos, lo cual –sin embargo– es insuficiente para tener la mayoría simple requerida para formar gobierno.

En el nuevo Parlamento, de 101 escaños –la mitad electos por listas de partido y la otra, por circunscripciones mayoritarias–, a reserva de que se aclare el destino de tres curules impugnadas, el PSM, apoyado por Moscú, contará con 34 diputados; el Partido Democrático de Moldavia (PDM), actualmente en el poder y cuya meta es formar parte de la Unión Europea, 31; la coalición ACUM (AHORA), que critica al PDM y aspira a unirse con Rumania, 26, y el partido Shor, que lleva el apellido de un controvertido político, Ilan Shor, que propone su particular vía de integración europea.

No será necesario repetir las elecciones, vaticinan los expertos. Por sus diferencias de fondo, se descarta una alianza de los dos principales rivales de los socialistas, pero se da por descontado que los demócratas, financiados por el empresario más acaudalado de Moldavia, Vladimir Plahotniuc, volverán a poner en práctica –mediante generosos estímulos pecuniarios– el trasvase de legisladores entre bancadas, en apariencia irreconciliables, hasta lograr la mayoría que permita nombrar primer ministro.

En pleno proceso de negociación, se da por hecho que el PDM y el partido Shor llegarán a un acuerdo y sumarán 38 legisladores. Los 13 diputados que faltan saldrán de las filas tanto de los socialistas como de AHORA, no sería la primera vez que los tránsfugas inclinen la balanza.

En suma, Moldavia consiguió esta vez en las urnas más de lo mismo: un país fraccionado en que los políticos –muchos de ellos, salpicados por escándalos de corrupción– seducen a los votantes con tres grandes opciones para salir de la miseria (adherirse a la Unión Europea, a Rumania o a Rusia), que por incompatibles carecen de consenso, mientras los moldavos seguirán siendo vistos como fuente de mano de obra barata para los mercados europeo y ruso.