Miércoles 6 de marzo de 2019, p. 4
Nueva York. El japonés Arata Isozaki, cuyo trabajo muestra influencias de Oriente y de Occidente, fue elegido ayer ganador del prestigioso premio Pritzker, considerado el Nobel de arquitectura.
De 87 años, Isozaki ha diseñado edificios con diferentes destinos y funciones, de la enorme arena cubierta Palau Sant Jordi, para los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992, al Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles (1986) y el Centro Nacional de Convenciones de Catar (2011), entre muchos otros.
El galardón le será entregado en mayo, en París, aunque la fecha exacta no ha sido divulgada, según un comunicado publicado ayer.
Isozaki, octavo japonés en recibir este galardón desde su creación en 1979, es considerado uno de los primeros arquitectos de ese país en volver la mirada a Occidente, especialmente como resultado de numerosas giras de estudios.
‘‘Me preguntaba constantemente: ¿qué es la arquitectura?’’, contó, citado en el comunicado, acerca de los viajes que lo llevaron a Estados Unidos, China y Medio Oriente.
Y explicó que este interés por la diversidad, en parte, había surgido en su juventud, marcada por una mezcla del tradicionalismo japonés y la influencia de la cultura de Estados Unidos, que los soldados de ese país inocularon en el archipiélago durante la ocupación después de la Segunda Guerra Mundial.
Sobre todo, lo inquietaba el contraste entre los códigos de estética y la belleza de estos dos países.
‘‘Isozaki ha sido un pionero en su comprensión de que la arquitectura es al mismo tiempo global y local, que estas dos fuerzas son parte del mismo desafío’’, declaró el presidente del jurado del premio Pritzker, Stephen Breyer.