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¿Cuál justicia?
E

n memoria de mi hijo Bernardo, mis sobrinos José y Alfredo y los amigos Susana y Arturo.

Saludo al gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, al fiscal general del estado de Veracruz, Jorge Winckler, al subsecretario de Derechos Humanos Población y Migración de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas; al fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero y a las familias de los cinco jóvenes desaparecidos en Tierra Blanca hoy aquí presentes.

Mi intención era hablar sobre la justicia y, después de muchas vueltas pensando por dónde empezar este diálogo con ustedes, concluí que yo no soy quién para hablarles de justicia, tengo razones fundadas para no creer en ésta; porque si hubiera justicia, nuestros hijos hoy vivirían y, como jóvenes normales que eran, estarían presentes, haciendo cualquier cosa: trabajando, estudiando o con sus familias.

No creo en la justicia del Estado mexicano; les recuerdo a los aquí presentes que a nuestros hijos los detuvo; los levantó como se dice, la Policía Estatal de Veracruz la mañana del lunes 11 de enero de 2016 en la ciudad de Tierra Blanca a plena luz del día, les hacen el alto para una supuesta revisión, los secuestran y los entregan a una célula del cártel Jalisco Nueva Generación y ésta los asesina por el simple hecho de parecer sospechosos.

Por eso, reitero, ¿cuál justicia?, por eso digo y que quede muy claro: los familiares de los desaparecidos, de las víctimas de desaparición forzada como es nuestro caso, decimos: ¡Ni perdón, ni olvido!, queremos y exigimos que se juzgue a los culpables de estos crímenes, porque a tres años de lo sucedido es la hora que no tenemos a ningún sentenciado o, ¿qué esperan los jueces?, ¿qué con artimañas salgan y vuelvan hacer los que nos tocó vivir a las cinco familias?

Es terrible, además, que en este país los padres y madres tengamos que ser quienes investigan, presionan y quienes a la fecha sigamos exigiendo respuestas. Es vergonzoso que en nuestro país las instituciones trabajen para el crimen organizado. Eso significa la vulnerabilidad y el abandono total para quienes somos víctimas, las instituciones que deben defendernos son parte del crimen.

Quiero reconocer también que en este camino hemos encontrado algunas autoridades dispuestas a hacer las cosas bien; vimos sorprendentemente la solidaridad de muchas personas que ni siquiera imaginábamos que nos apoyarían, que tomarían nuestro duelo como propio y en especial los medios de comunicación que no se callaron y que gracias a ellos el gobierno tuvo que moverse y dar alguna respuesta.

Todavía recuerdo que aquellos días que acampamos en el Ministerio Público de Tierra Blanca, mi esposa Columba, aún sin saber el destino de nuestro hijo, decía que prefería que le hubieran dicho que Bernardo había tenido un accidente fatal y aún albergábamos la esperanza de que nos lo regresaran y después de 87 días acampando en el patio del Ministerio Público, cuando recibimos su acta de defunción y tuvimos que regresar a nuestro hogar en Playa Vicente, sentimos un terrible vacío al saber que debíamos volver a casa; ahí empezaba otro duelo y una resignación que nunca va a llegar, una culpa que es inevitable sentir como padre al no haber protegido a nuestros hijos, como si fuera nuestra responsabilidad, como si lo hubiéramos podido evitar.

Hoy queremos que todos sepan que nuestros hijos son muy amados, eran inocentes y que nunca los olvidaremos.

Les pedimos que no dejen de reparar este daño tan profundo, somos miles de familias en esta circunstancia. Señor gobernador recibió un estado con instituciones dinamitadas, con funcionarios que trabajan en el crimen organizado. Frente a esto, caminar con las víctimas, sólo lo puede hacer cortando de tajo, haciendo justicia, diciendo la verdad, pero no la verdad a medias, sino que TODA la verdad. Sólo así podrá transformar las instituciones y de no hacerlo, corre el riesgo de volverse cómplice.

La búsqueda por la verdad y la justicia, ha sido la principal exigencia y hoy quedan pendientes. Ejemplifico:

- Tienen que condenar a las 21 personas detenidas, y que se haga bien el proceso.

- El Ministerio Público que estaba coludido aún está en funciones, aún sin ser investigado.

- Falta investigar a superiores jerárquicos, quienes permitían tener a policías que reprobaron controles de confianza, policías que por donde pasaban, generaban desapariciones, a quienes sabían de los hechos y no hicieron nada. Por ello, desde aquí le decimos al doctor Gertz Manero, como nuevo fiscal de la República que, si casos como el nuestro no los resuelve y no llega a las últimas consecuencias, se manchará las manos. Es una gran oportunidad, aprovéchela.

- Quiero que escuchen bien esto, nosotros como familia seguiremos haciendo lo que nos toca, seguiremos caminando, avanzando con quienes quieran avanzar y cuando no, exigiendo que cumplan sus obligaciones. Nosotros nunca olvidaremos a nuestros hijos y ellos nos seguirán moviendo a seguir caminando, para que su ausencia, reciba la justicia que merece.

* Palabras de Bernardo Benítez, papá de Bernardo Benítez Arroniz