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Penultimátum

Pena de prisión a cardenal francés por pederastia

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uan Pablo II lo hizo cardenal y por décadas fue el más carismático dirigente de la Iglesia francesa. Ejerce su magisterio en la ciudad de Lyon. Defensor del más rancio catolicismo pero a la vez de las causas sociales, Philippe Barbarin gozó del favor de los medios de comunicación, pues opinaba sobre todo lo imaginable.

Cuando en Francia se aprobó en 2012 el matrimonio entre personas del mismo sexo, dijo que ‘‘luego van a querer hacer parejas de tres o a cuatro… Después, puede que un día, yo qué sé, se acabe con la prohibición del incesto”.

Ahora el cardenal guarda silencio. Y no es para menos, pues supo de los abusos sexuales cometidos décadas atrás contra varios jóvenes por Bernard Preynat, un cura adscrito a su diócesis. Pero no lo denunció ante la justicia.

Preynat se libró en 2015 de ir a prisión por pederasta, ya que sus crímenes habían prescrito. El cardenal se alegró de ello y dijo que todo se había resuelto favorablemente ‘‘Gracias a Dios’’.

Pero su Dios seguramente andaba en otras cosas más urgentes cuando varias víctimas del cura hicieron frente común y obligaron a reabrir el caso. Demostraron que Preynat tenía una larga carrera de abusos (más de 70) que comenzó en España, donde también lo protegieron sus superiores. Barbarin lo sabía y prefirió no denunciarlo. Ahora está acusado de complicidad junto con cinco de sus colaboradores.

Es el primer cardenal de Francia que responde ante la ley civil por abusos sexuales cometidos por sacerdotes.

Ayer lo condenaron a seis meses de cárcel y renunció a su cargo. Se rompe así el silencio que la Iglesia impuso a sus integrantes sobre la pederastia. Más de cien mil católicos le habían pedido que dimitiera, Balbarin se negó diciendo que ‘‘su único juez era el Señor’’.

En Gracias a Dios, el famoso director de cine François Ozon da voz a las víctimas de esos abusos. Y a la vez muestra el comportamiento ruin del cardenal. La película obtuvo el Gran Premio del Jurado en la Berlinale 2019.