braham Vela Dib arribó desde Budapest, poco antes de tomar posesión como décimo presidente de la Comisión Nacional de Ahorro para el Retiro (Consar) a invitación directa del subsecretario de Hacienda, Arturo Herrera. Desde entonces encabeza el órgano con que el Estado mexicano “regula” a las Afore. Antes laboró para el FMI, el Banco de Pagos Internacionales y el Banco Central húngaro. Casi de inmediato ofreció una serie de temerarias declaraciones que confirman los grandes riesgos que conlleva expresarse precipitadamente sobre un delicado tema que demanda profundo conocimiento, toda atención y el mayor de los cuidados: las pensiones.
Siguiendo obedientemente a la OCDE (Gurría), BID (David Kaplan), CEEY (Enrique Cárdenas), CIEP (Alejandra Macías y Héctor Villarreal) y Valuaciones Actuariales (Francisco Aguirre), Vela observó que “durante” el nuevo gobierno habrá una reforma “profunda” al SAR “aumentando” aportaciones obligatorias y edad de retiro. Es “inevitable” elevar las aportaciones de 6.5 por ciento a niveles de entre 10.5 y 14 por ciento y la edad de 65 a 68 años. En su opinión: es una “imperante necesidad” que se “tendrá lista” hacia la segunda mitad de la administración con el objetivo de que los trabajadores “aspiren” a “mayores” pensiones. Será una de las “más importantes” reformas del sexenio y el Presidente nos dirá cuáles son los tiempos “apropiados”. Vela “confía” en que ella “saldrá” sin obstáculos de los diferentes actores políticos porque es una “necesidad”, además de que enfrentaría “muy poca oposición”. Como reforma “integral” de “largo alcance”, agregó, se considerarán todos los “ámbitos”: las reformas pensionarias de los estados, municipios, universidades y empresas del Estado como CFE y Pemex, con la idea de que “migren” los sistemas de beneficio definido a contribuciones definidas de cuentas individuales. Eso es lo que le “conviene” a México ( El Economista, 19/1/19).
Poco después sostuvo que “encontraba” una Consar con “menor” presupuesto y personal, pero que su “compromiso” era contribuir a “dejar” un sistema de Afore “más sólido y confiable”. Es un “reto” hacer más con menos ( El Economista, 23/1/19). Independientemente de que, con “menos”, sólo se hace menos, como sus antecesores tecnócratas, el obediente Vela Dib no reparó en que esas Afore administran el ahorro para el retiro. Y él sólo visualizó el ahorro, más no su principal objetivo: el retiro de los dueños de esos ahorros. Ese ha sido el gran fracaso del Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR): un enriquecido sistema de ahorro forzoso que paga pensiones miserables. Pero Vela parece no haberse enterado: su “compromiso” es con las Afore, no con las pensiones.
De inmediato, comprando la agenda de la Amafore –propalada por su entonces presidente: Carlos Noriega Curtis, hoy en abierto conflicto de interés, responsable de la Unidad de Pensiones, Seguros y Seguridad Social de la SHCP de la 4T– y dando franca continuidad a las propuestas pensionarias previas de Peña Nieto ( Gaceta Parlamentaria, núm. 3857-I, 8/9/13), el obediente Vela presentó y arropó la Iniciativa AMLO para reformar la Ley SAR ( Gaceta Parlamentaria, 23/1/19) que sólo evita entrar al fondo del asunto, deja intacto aquello que determina bajas pensiones y preserva el riesgo estructural para jóvenes, trabajadores activos y todos los que pasarán pronto a retiro: el sistema de capitalización individual sin garantía alguna de ofrecer rendimientos seguros.
Vela cree que su iniciativa, al “ampliar” el abanico de instrumentos con los que pueden operar las Afore, les otorgará rendimientos “más” atractivos. Claro que falta ver si estos se traducen en mejores pensiones, según su creencia. De igual forma, pasando por alto que la Ley del SAR (1996) establece que las Afore –en cumplimiento de sus funciones– atenderán “exclusivamente” al interés de los trabajadores y asegurarán que “todas” las operaciones que efectúen para la inversión de los recursos de dichos trabajadores se realicen con este “objetivo” (artículo 18), Vela también cree que, si una Afore cobra una comisión de 0.96 por ciento y el rendimiento que da es el más alto del mercado “a lo mejor” podría cobrar una comisión adicional por “rendimiento” de 0.965 o 0.025 por ciento: una especie de “premio”. A pesar de lo preciso que es ese artículo 18 de la Ley del SAR. Y, claro, según Vela quedando los “detalles” en una regulación secundaria.
Asume, además, que “la primera generación Afore se registrará hasta 2025 y no en 2021”. Con ello cree que puede sortear la gran explosión del SAR derivada de las fallidas reformas neoliberales IMSS-Issste-IMSS/Patrón/RJP-banca de desarrollo-CFE-Pemex, algunos estados y ciertas universidades públicas. La continuista Consar del obediente Vela y la 4T desconoce, aún, el fin del ciclo neoliberal decretado por AMLO el 18 de marzo. Los costos de esa obediencia serán muy altos.
*Universidad Autónoma Metropolitana-X