Martes 16 de abril de 2019, p. 9
París. Antes que la catedral de Notre Dame de París, varios tesoros del patrimonio mundial han sido devastados por las llamas. A continuación algunos ejemplos.
Museo Nacional de Río de Janeiro. La noche del 2 de septiembre de 2018, el Museo Nacional de Río de Janeiro quedó reducido a cenizas por un incendio, causado por un cortocircuito en un aparato de aire acondicionado. Era considerado el mayor museo de historia natural y antropológica de América Latina, con más de 20 millones de piezas.
El antiguo palacio imperial abrigaba, por ejemplo, un esqueleto de dinosaurio descubierto en Minas Gerais y numerosos ejemplares de otras especies extintas (perezosos gigantes y tigres dientes de sable).
El Santo Sudario, salvado de las llamas. En 1997, la catedral San Juan Bautista y el Palacio Real de Turín, en el noroeste de Italia, fueron devastados por un incendio. Un bombero consiguió salvar el Santo Sudario, una de las reliquias más veneradas por los católicos, al romper con un martillo el cristal antibalas que lo protegía. Es una tela que, según la tradición, envolvió el cuerpo de Cristo tras su crucifixión.
La cosa más triste que he presenciado y visto en mi vida, dijo un turista inglés.Foto Afp
Fenice de Venecia. En 1996, la ópera de Venecia, La Fenice, quedó totalmente destruida por un incendio. Este teatro, inaugurado en 1792, era uno de los más prestigiosos del mundo. Dos electricistas fueron condenados a seis y siete años de cárcel, acusados de haber prendido fuego para evitar pagar las penalidades por el retraso de las obras. Volvió a abrir en 2004.
Liceo de Barcelona. En 1994, el Liceo de Barcelona, el teatro lírico más famoso de España, de casi 150 años de antigüedad, situado en pleno centro de la ciudad, quedó destruido por un incendio provocado por una chispa de un soplete. Fue reconstruido.
El castillo de Windsor. El 20 de noviembre de 1992, la parte noreste del castillo de Windsor, residencia real al oeste de Londres, quedó destrozada por un incendio. El siniestro, que evitó por muy poco los apartamentos privados de la reina, empezó en la capilla, donde un proyector que estaba demasiado cerca de unas cortinas incendió el tejido.
Tras cinco años de restauración en unas 100 salas afectadas, el castillo reabrió al público en 1997.