Francisco Gallo Estrada tuvo una infancia dura. Creció sin padres. Una tía se hizo cargo de su cuidado; esa infancia huérfana lo marcó profundamente. A veces –reconoce– subió a pelear invadido por la tristeza. Esa misma ausencia, ya convertido en un boxeador bravo y respetado, también le ha imbuido de fuerza y carácter para ayudar a sus hermanos. Una historia áspera como las que abundan en el boxeo, pero que le permitió mediante ese deporte buscar todo lo que la vida le negó.

Hoy Gallo Estrada es de los pocos peleadores en peso pequeño que garantiza buenas ventas en el pago por evento estadunidense. Ha sido junto al nicaragüense Román Chocolatito González y al tailandés Srisaket Sor Rungvisai, uno de los protagonistas de una serie de carteleras llamadas Superfly en las que han dado buenos combates. A pesar del prestigio que tiene en el boxeo, considera que se ha quedado a un paso de la consagración y de instalarse en el lugar que le corresponde.

Este viernes en Inglewood, California, Estrada tendrá la oportunidad de reivindicarse y enfrentará por segunda ocasión al tailandés Rungvisai, el mejor de la división supermos-ca en una edición más de la cartelera Superfly. Después del combate que perdió en el primer enfrentamiento que tuvieron, el mexicano podría consagrarse como el mejor de la categoría, con todos los privilegios que eso le acarearía: mejores pagas y mayor proyección en sus peleas.

Ganar esta pelea me puede dar fama, por sí misma no me interesa, pero es la llave para abrir puertas importantes, reconoce Estrada; no hay de otra que quitar del camino a Rungvisai.

Aunque ya le han dedicado un documental en Los Ángeles, Estrada cree que aún falta ser reconocido por los aficionados de su propio país, y que una victoria contundente ante Rungvisai podría por fin darle esa posición.

No me interesa ser famoso porque me guste esa vida, explica; pero en el boxeo la fama abre la posibilidad de mejores contratos, de tener acceso a las grandes bolsas, que es lo que todos queremos en este deporte que es un negocio.

Alfredo Caballero, el hombre en la esquina de Estrada, está emocionado con la versión que llega del Gallo a esta pelea. Si el año pasado tuvo contratiempos, esta vez está en óptimas condiciones físicas y anímicas.

Si acaso me preocupan los jueces, acepta Caballero, porque cuando se pelea contra una figura de pronto hay jueces que asombran con las calificaciones que entregan.