La edición 58 comenzará este sábado y reúne trabajos de 79 autores // Con el lema ‘‘Que vivas en tiempos interesantes’’, acoge las migraciones del siglo XXI // Incluye instalación sobre el muro entre México y EU
Miércoles 8 de mayo de 2019, p. 5
Venecia. La edición 58 de la Bienal de Venecia se erige en un vasto escaparate. Con el lema ‘‘Que vivas en tiempos interesantes’’, ese encuentro de arte abrirá sus puertas al público este sábado 11 y concluirá el 24 de noviembre.
Con la curaduría a cargo del estadunidense Ralph Rugoff, la bienal reúne obras de 79 artistas que aportan su visión sobre los tiempos actuales a las que se suman los pabellones nacionales y otros lugares de exhibición elegidos en la ciudad italiana famosa por sus canales.
La bienal debe permanecer ‘‘abierta y sin fronteras’’, destacó su presidente, Paolo Baratta, al presentar el concepto de este año.
Si bien el arte no ejerce su poder en el área de la política, puede indicar quizás de forma indirecta cómo se vive y piensa en ‘‘tiempos interesantes’’, refirió Rugoff.
La Bienal de Venecia es una invitación a reflexionar sobre las migraciones, uno de los fenómenos del siglo XXI. Desde ayer se pueden ver restos del mayor naufragio en el Mediterráneo y una instalación alusiva al muro entre México y Estados Unidos.
Los restos de la nave del mayor naufragio en el Mediterráneo, ocurrido en abril de 2015, en el que perdieron la vida unos 800 migrantes en el canal de Sicilia permanecerán anclados en las aguas del Arsenal, los inmensos astilleros venecianos donde se exponen las obras de renombrados artistas de todo el mundo, como un homenaje a la memoria y a los inmigrantes que huyen de sus tierras en busca de refugio y una vida mejor.
‘‘Los restos han sido instalados en un lugar silencioso, lejos del ruido, una invitación al silencio y a la reflexión’’, explicó Baratta a la prensa.
Con el título Barca Nostra, el artista suizo Cristoph Buchel pidió autorización al Ministerio de Defensa italiano, al Comité 18 Abril, que representa a las víctimas, y a las autoridades de la ciudad siciliana de Augusta para transportar esos restos y exponerlos por un año en Venecia, tras lo cual regresarán a Sicilia para formar parte del Jardín de la Memoria, monumento colectivo sobre la migración.
La nave de pesca de madera, que perdió casi sus colores azul y rojo y con capacidad para sólo 20 personas, recorrió sobre un planchón el gran canal de Venecia con el brutal agujero visible que provocó su dramático hundimiento, una imagen irreal entre los elegantes palacios bizantinos y puentes de la bella ciudad de Marco Polo.
La recuperación a 370 metros de profundidad, en una operación que costó unos 9 millones de euros al Estado italiano, permitió rescatar un número elevado de cuerpos que habían quedado atrapados en la bodega.
‘‘Es un símbolo universal’’, difundió el diario local Il Gazzettino, y recordó al equipo de médicos legales coordinados por Cristina Cattaneo, que identificó muchos cuerpos con el deseo de darles identidad. En la chaqueta de uno de los cadáveres descubrió cosido en un bolsillo las calificaciones de la escuela de un niño africano. Era su pasaporte para el primer mundo.
No se trata de la única obra o instalación dedicada a los dramas del mundo moderno que se exhibe en el certamen veneciano.
Impotencia e indignación
La obra de la mexicana Teresa Margolles, con su trabajo sobre la violencia en su país desatada por el narcotráfico, genera ‘‘impotencia, rabia, indignación’’.
La artista expone uno de sus muros de Ciudad Juárez, valla formada por bloques de cemento de una escuela, con los agujeros donde fueron baleadas cuatro personas. Un muro con el alambre de púas, una clara alusión al ‘‘muro de Trump’’ contra los inmigrantes y lo que eso conlleva.
En un primer recorrido para la prensa sorprenden las obras con fuerte contenido social, impregnadas de pensamientos críticos, como la del coreano Lee Bul, con una instalación dedicada a otro naufragio, ocurrido en 2014 en Sewol en las aguas de Corea del Sur en el que murieron 304 estudiantes. La montaña de trapos viejos que se inflan representa el dolor, el miedo, el desconcierto, la impotencia.
‘‘En estos tiempos el arte juega un papel clave’’, explicó Rugoff mientras ilustraba las bolsas de basura negras de mármol del artista albanés Andreas Lolis colocadas a la entrada principal del pabellón. Alemania estará representada no sólo por importantes artistas, como la escultora Alexandra Bircken, la realizadora de cine Hito Steyerl o la artista Rosemarie Trockel; Stephanie Rosenthal, directora del espacio de arte Martin Gropius Baus de Berlín, dirige el jurado que otorgará los premios de la Bienal de Venecia.
El pabellón alemán es dirigido por Franciska Zólyom, directora de la galería de arte contemporáneo de Leipzig, y fue ideado por la artista germano-iraní de video e instalaciones Natascha Sadr Haghighian, al que sumó un concepto acústico con el trabajo de seis compositores y músicos.
Para el proyecto, la profesora de Bremen se presentó con una nueva identidad, Natascha Süder Happelmann, y asistió a la conferencia de prensa con la cabeza tapada por una escultura que asemejaba una gran roca.
En un anticipo del proyecto se difundieron videos que muestran a la artista en diversos lugares de Baviera e Italia, que representan el destino de muchos migrantes en Europa.