Washington. Durante décadas, los equipos campeones en Estados Unidos acuden a la Casa Blanca, en un momento de ritual y tradición. Aunque bajo la presidencia de Donald Trump las visitas se han politizado, con protestas de deportistas y, en el caso de los Medias Rojas de Boston, generando preguntas sobre las divisiones raciales. Los Medias Rojas, que ganaron la Serie Mundial en octubre, acudieron ayer a la Casa Blanca. El mánager Alex Cora, Mookie Betts (el reinante Jugador Más Valioso) y jugadores de color decidieron no asistir. Todos los jugadores blancos, acudieron. Los Medias Rojas resaltaron en una conferencia que su camerino no se ha visto dividido por el asunto: ningún jugador fue presionado para asistir y aquellos que decidieron ausentarse no resienten a quienes estrecharán la mano de Trump.