Sábado 18 de mayo de 2019, p. 23
Con más de 68 mil casas de interés social deshabitadas, el municipio de Tlajomulco, Jalisco, es el territorio preferido de grupos del crimen organizado para arrojar cadáveres en canales y también para secuestrar, asesinar y sepultar a personas en casas abandonadas.
“Muchos habitantes huyeron de aquí a otras urbes, debido a los frecuentes robos a casas en los fraccionamientos. Tlajomulco está considerado un ‘dormitorio’. No es fácil llegar a tu vivienda y encontrarla sin puerta, sin nada en el interior. Por eso están abandonadas y las corporaciones de seguridad pública no nos ayudan”, cuenta un habitante del fraccionamiento Los Robles, desde el anonimato.
En años recientes, la zona metropolitana de Guadalajara, Jalisco, está convertida en escenario de ejecuciones, enfrentamientos entre grupos rivales de bandas delictivas, hallazgos de innumerables fosas clandestinas, ataques a funcionarios y mandos de seguridad, así como desapariciones de civiles, entre otros ilícitos.
La ola de violencia criminal que inició en l gobierno pasada que presidió el priísta Aristóteles Sandoval (2013-1018), sigue en la de Enrique Alfaro, de Movimiento Ciudadano, y está fuera de control. La entidad es bastión del grupo criminal cártel Jalisco Nueva Generación, encabezado por Nemesio o Rubén Oceguera Cervantes, El Mencho, que mantiene disputa con el cártel de Sinaloa por la venta de drogas.
Las calles, tabledance, bares, canales, terrenos baldíos y casas abandonadas, a diario son escenarios de tiroteos, hallazgos de fosas, de bolsas con restos humanos o cadáveres. Sólo el 19 de marzo, en un canal del municipio de Ixtlahuacan de Los Membrillos, autoridades policiacas hallaron flotando 19 cuerpos humanos.