egún Germán Martínez, director general del IMSS, una de las “más grandes” corrupciones institucionales es la subvaluación, subestimación y subpago de cuotas obrero-patronales, “infinitamente” más grande que la compra de medicamentos. Un abogado, sostiene, “sí” puede estar al frente del IMSS: “a eso vine”, a cobrar para “revertir” lo que está mal. No cobrar lo justo impacta en las listas de espera, en los pasillos llenos. ( El Universal, 16/4/19). Llegar sólo para “cobrar” parece, a todas luces, una muy corta visión –incluso para un abogado– frente al tamaño y responsabilidad que conlleva conducir la principal institución de seguridad social.
Y cuando se le solicita que aclare cuántas empresas recurren a esas prácticas y a cuánto ascienden los daños institucionales la respuesta de Martínez es: “sí, tengo cifras y no las digo porque estoy en proceso de investigación”. ¿Qué clase de abogado puede proferir tales despropósitos? Pero, inmediatamente y sin pausa –haciendo gala de dispersión metal– brinca a detallar la lamentable situación de los hospitales atiborrados de todos más que conocida y padecida.
De la misma manera, cuando se le pregunta si el IMSS tiene contratos con algunas de las firmas farmacéuticas vetadas por el presidente López Obrador el pasado 9 de abril (Fármacos Especializados; Distribuidora Internacional de Medicamentos y Equipo Médico y Maypo), Martínez responde: “creo que sí, pero lo que hacemos es investigar si cubren sus cuotas obrero-patronales”. ¿No entendió, o de ese modo se zafa del compromiso de responder con precisión?
Al decir de Germán Martínez, el IMSS tiene actualmente 7 mil actos de revisión de empresas que no han cumplido de manera reglamentaria con el pago de cuotas obrero-patronales y han omitido la inscripción salarial de sus trabajadores. Se les ha “permitido” –acota– registrarlos con un salario mucho menor al que reciben, lo que se traduce en menores aportaciones para su seguro médico, crédito en Infonavit y pensión. “Se han hecho” –señala– fortunas de manera indebida, “injusta” e inhumana con el esfuerzo de muchos trabajadores: es una cadena de “privilegios”, de huachicoleo de cuotas obrero-patronales y eso se debe “acabar”. Todos los problemas por los que actualmente atraviesa el instituto “pueden” tener como origen este “permiso” dado a las empresas ( Sinembargo, 16/4/19).
Y agrega: el IMSS es “muy bueno” para determinar, incluso tenemos más datos que el SAT. Sabemos “exactamente” el número de trabajadores de las empresas y conocemos los registros patronales con un esquema de vigilancia mayor. El problema es cuando se empiezan a hacer “excepciones”. Y sobre la lista de los 7 mil actos de revisión, precisa, que “no” la puede hacer pública, por ahora, pero “sí hay” casos de resistencia “se podrían” iniciar procesos legales en la Fiscalía General de la República. A quienes están subestimando, se les “manda” una carta invitación y se “sigue” en todo un proceso de revisión.
Ese es el caso de los partidos políticos a quienes, según Germán Martínez, el IMSS “no” perdonará, ni exentará del pago de la cuotas: todos han incurrido en alguna omisión, subestimación o error en cálculos. Pero deberán ponerse “al corriente” ( La Jornada, 14/5/19).
Frente a este inquietante cuadro ¿cómo explica Martínez la presencia en el IMSS de la 4T de su cercana colaboradora, Norma Gabriela López Castañeda, funcionaria peñista ratificada –con buena parte de su equipo– por él mismo y quienes podrían haber encubierto la presunta evasión que ahora declama a voz en cuello? En efecto, el problema es cuando se empiezan a hacer “excepciones”. ¿Por quién y beneficiando a quién?, cabe preguntar, sobre todo a un abogado que llegó a “cobrar”.
En diciembre 2018, Martínez ofreció una “gran auditoría, rápida y oportuna” que “deberá estar lista en enero 2019” con el propósito de “evitar simulación sindical, vía contratos de protección, o en la entrega de las cuotas obrero-patronales ( La Jornada,7/12/18). Cinco meses después, sigue sin cumplir la oferta y, sin embargo, afirma que “no importa” el superávit financiero institucional si “hay” hospitales en ruina. Entonces: ¿sí hay superávit en el IMSS? ¿Cómo puede soportarlo sin haber cumplido aún con mostrar la referida “gran auditoría, rápida y oportuna”?
Y agrega: “no” tenemos problema de fondeo, es de administración, de operación, de gasto inmediato. En ese “sentido hay un superávit”, pero hay hospitales “en” ruinas. ¿Cuál “sentido”? La afirmación resulta increíble si, como informado abogado después de cinco meses al frente de la responsabilidad, ya dispone del conocimiento adecuado sobre las debilidades del IMSS. Martínez enfatiza que una de sus prioridades es que “haya” hospitales de tiempo completo. Alguien en su equipo lo engaña porque, acaso, ¿hay hospitales de medio tiempo? ¿Llegar sólo para “cobrar”? Es el momento de cumplir con esa “gran” auditoría!
*Universidad Autónoma Metropolitana
Xochimilco