En México, el impacto de huracanes está asociado a una mala gestión de riesgos del gobierno y a que lamentablemente no tenemos la capacidad de respuesta integrada, señaló Christian Domínguez Sarmiento, especialista del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

La investigadora explicó que tres días antes de la llegada de un huracán a las costas ya se conoce su trayectoria y dónde tocará tierra, pero la evacuación se efectúa seis o 12 horas antes.

Según cifras del Centro Nacional de Prevención de Desastres, México tuvo pérdidas por 425 mil millones de pesos debido a desastres de 2000 a 2016, y 60 por ciento fue a causa de ciclones tropicales.

En general, señaló, la más afectada por un ciclón es la población más vulnerable, la asentada sobre las costas en casas humildes y la población de bajos y medios recursos. En cambio, las zonas hoteleras tienen capacidad de recuperación más rápida.

En 1988 ocurrió Gilberto, uno de los ciclones más catastróficos para el país por las pérdidas humanas y materiales. Nos agarró desprevenidos, indicó Domínguez Sarmiento, pues no teníamos sistema de alerta temprana ante ciclones tropicales (conocido como SIACT) ni capacidad de respuesta para evacuación.