Cultivo una poesía intimista de una claridad hiriente, definió Carlos Payán
Sábado 8 de junio de 2019, p. 5
La poeta, feminista y docente María Guerra Tejada falleció alrededor de la medianoche del pasado jueves, informó su hijo Jorge Larson Guerra.
‘‘Solidaria siempre, la noche del 6 de junio se detuvo el corazón de María”, comunicó a La Jornada.
‘‘Le sobreviven sus hijos, Raquel, Samuel y Jorge Larson Guerra, y los amigos que supo hacer familia”, quienes la despiden este sábado en los velatorios del Issste en San Fernando. A las 16 horas ahí se le rendirá un homenaje de cuerpo presente.
María Marcela del Rosario Guerra Tejada (1939-2019) fue normalista y licenciada en historia por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); así como maestra en estudios latinoamericanos por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de esa casa de estudios.
En el Partido Comunista Mexicano fue militante feminista, y después en el Partido Socialista Unificado de México. ‘‘Después ya no tuvo partido. Ejerció el periodismo acerca de la infancia y de las mujeres en el periódico El Día, menciona su descendiente.
Fue una lectora incansable de novelas y poesía, y escribió poemarios como En donde duele el tiempo (Editorial Tiempo Extra), Vocación de Viento y No es un río (Juan Pablos Editores).
Las mismas ausencias
En la presentación de No es un río (La Jornada, 13/9/08), Guerra Tejada dijo: ‘‘Hay veces que quiero hacer poemas que dejen salir toda esta tragedia que vivimos en el país, que nos lo quieren desaparecer, robar; nunca he escrito un poema político pero se me ocurre que de repente algo me va a salir.”
De su lírica, el periodista y director fundador de este diario, Carlos Payán Velver, destacó que persiste la poesía intimista de los dos anteriores. ‘‘Casi los mismos temas, las mismas ausencias y las que faltan de venir. Hay, como en la poesía de Pessoa, un profundo desasosiego, una nostalgia del pasado, los seres perdidos, la madre, el padre y otra que anuncia las ausencias que vendrán”.
La de María Guerra es una poesía intimista de una claridad hiriente que se construye con edificios de palabras, transparente, no como aquella que se decía de algunos poemas alemanes que enturbiaban el agua de su poesía para que pareciera profunda
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Jorge Larson informó que su madre concluyó el poemario No basta con el mar… en el que consignó, ‘‘si muriera ahora, mientras trabajo, alguien diría al encontrarme: menos mal, estaba escribiendo como siempre”.
En su actividad política, añadió Larson, fue ‘‘solidaria siempre, participó activamente en los movimientos de apoyo a Cuba, a la revolución sandinista, la insurrección en El Salvador y con la resistencia clandestina en Guatemala”. En México participó en los diálogos de San Andrés al lado del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional.
Fue profesora de historia y de estética en el Colegio de Ciencias y Humanidades de la UNAM durante 30 años. Cuando se jubiló, creó los talleres Rosario Castellanos, quien fue su cuñada, ‘‘para la reflexión colectiva acerca de lo femenino y la literatura, el feminismo y la resignificación de la vida.
‘‘Muchos años se acompañó con la guitarra y compuso un corrido para Lucio Cabañas la noche de su asesinato (que puede escucharse en su propia voz buscando María Guerra, Canción para Lucio Cabañas).”