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Escasa presencia de parlamentarios

Conmemoran el exilio español con letras de oro en San Lázaro

El presidente de mesa directiva, Porfirio Muñoz Ledo, expresó un agradecimiento a los migrantes que enriquecieron la vida social, cultural y económica

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▲ Representantes de la comunidad española en México asisteron a la ceremonia de develación de la frase áurea en el muro de honor.Foto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Sábado 29 de junio de 2019, p. 11

El exilio republicano español en México constituyó un portento de la historia social, intelectual y económica al que dieron forma la apertura del pueblo mexicano y el arribo de miles de hispánicos que encontraron un nuevo horizonte de dignidad y libertad. Representantes de la comunidad de esa nación europea, herederos de sus mayores migrantes, acudieron a la Cámara de Diputados a conmemorar el arribo a Veracruz del barco Sinaia en junio de 1939 y con ello comenzó la migración de más de 20 mil transterrados.

Por iniciativa del presidente de la mesa directiva, Porfirio Muñoz Ledo, se celebraron 80 años de aquella recepción de personajes insignes en el ámbito del conocimiento, las artes, y la laboriosidad. Y el suceso quedó inscrito –debajo del nombre del general Lázaro Cárdenas del Río–, con letras de oro en el muro de honor del salón de sesiones de la Cámara de Diputados: Al exilio republicano español.

El acto que ha resultado en el devenir histórico de México una referencia obligada, eso sí, fue desairado por una notable cantidad de legisladores. En la ceremonia, el salón del pleno estuvo desolado.

A la inauguración se presentaron 345 parlamentarios, y, para sorpresa de muchos de los presentes, sólo tomaron lista y se retiraron a otros sitios de San Lázaro.

Aun así, la relevancia del suceso se iluminó con los argumentos expuestos en el pleno. Primero, en un video la progenie de los exiliados se expresó: Fernando Rodríguez, Josefina Tomé, Mariana Saíz, Ernesto Casanova, Gilberto Bosques Saldívar.

Muñoz Ledo, entonces fue breve: honramos a los transterrados que enriquecieron nuestra cultura y nuestra convivencia social, a nuestros maestros, a los artistas, científicos, profesionales y al laborioso pueblo de cepa española. Recordamos al gran estadista que entendió su tiempo como ninguno, combatió las dictaduras y organizó personal y generosamente el tránsito de los refugiados, el general Lázaro Cárdenas del Río. Las letras de oro que develamos hoy hacen perdurable la intención y la realización de esta gran hazaña. Devolvemos con esta placa lo que hemos recibido; vuelve perdurable a la intención, a la conversión de la tragedia en vida nueva y larga esperanza.

En su turno, el historiador Javier Garciadiego Dantán, describió a aquellos obligados por la tiranía a abandonar su tierra: “Es creencia generalizada que en el exilio español llegaron muchísimos intelectuales, en rigor estos fueron más laboriosos que numerosos, entre 500 y mil, según definamos el término intelectual. Afortunadamente no se redujeron estos a quienes se involucraron en instituciones de educación superior como el Colegio de México, la UNAM, el Instituto Politécnico Nacional y algunas universidades estatales. También fueron muchas las maestras y los profesores dedicados a la educación básica y secundaria tanto en la capital como en la entonces llamada provincia.

“La gran mayoría de los poco más de 20 mil jefes de familia eran trabajadores industriales y del campo, también vinieron técnicos y profesionistas, no fueron pocos los arquitectos, ingenieros y médicos.

Recordemos el caso que nos ocupa aquí, el asilo ofrecido por México fue una incomparable lección de humanitarismo diplomático, pero también fue una decisión pragmática... No hay mal que por bien no venga. Para España la Guerra Civil fue una tragedia, para México el exilio fue un maravilloso regalo.