El pintor presentó su exposición Hoy, en el Museo de la Ciudad de México
Jueves 4 de julio de 2019, p. 5
Seguir corazonadas al dibujar con la inquietud desbordada del chamaco que ‘‘daba una guerra del demonio”, siempre libre, es lo que incita a Gilberto Aceves Navarro, relató el artista al presentar su exposición Hoy en el Museo de la Ciudad de México.
‘‘Tengo 87 años; ya no veo, me tiembla la voz cuando ha-blo, me tiemblan las manos. Piensan que tengo miedo, ¡no, no! Estoy viejito, eso es todo. Pero un viejito que piensa y puede decir a los muchachos qué hacer y que todavía puede coger los materiales de pintura”, afirmó en el patio del recinto que recibe su labor creativa de más de seis décadas.
Trabajar mucho ha sido su rutina desde joven y lo sigue haciendo; aunque le falla la vista, ahora crea cuadros más grandes y usa de todo: acrílico, pintura en aerosol como los grafiteros, espátulas, brochas, jergas, arroces y pastas, pero ya no lo dejan cocinar, se quejó en su encuentro con representantes de la prensa, al lado de su hijo Juan Aceves Navarro y el galerista Hilario Galguera.
Su paso lento, con bastón, contrasta con la voz fuerte, llena de recuerdos, anécdotas y bromas pero sobre todo la convicción en su quehacer, no sólo creativo sino de maestro de generaciones. ‘‘Siempre he sido capaz de reírme. Y de reírme de mí principalmente. No me creo, aunque siempre estoy haciendo lo posible por ser positivo, innovador, un explorador de índices mayores”.
Lienzos luminosos
Caminantes y migrantes, siluetas que se intuyen en los extensos y luminosos lienzos pueblan su obra más reciente, con colores brillantes y una exploración de técnicas. Son 60 piezas reunidas en la exposición Gilberto Aceves Navarro: Hoy, desde un autorretrato de 1951 hasta su ocupación en los días cercanos al presente que permiten un recorrido por su evolución en los lienzos.
Destaca la paleta colorida que captura la mirada en cuadrosde gran formato que ocupan los dos salones más amplios del museo, la mayoría fechados en 2019.
‘‘Es una exposición de carácter muy festivo; tiene algo de monumental y de bailarina”, describió José María Espinasa, director del museo, donde esta noche se inaugura la muestra.
‘‘El arte se debe enseñar a los niños porque es una bella compañía; los hace más listos, rápidos, menos distraídos.”, sostuvo Aceves Navarro, quien asume tener un compromiso con este país y la educación. El buen gusto es algo que existe y se desarrolla, el arte debe y se puede tener en las casas.
‘‘El arte es útil para desarrollar la cabecitas de los niños”, añadió en el antiguo edificio ubicado en José María Pino Suárez 30, muy cerca del lugar donde nació en 1931, a una cuadra, en el Hospital de Jesús.
El pintor se formó en La Esmeralda, como apuntaron con el brazo mientras estaba en la calle de San Juan Letrán, al muchacho lleno de ímpetu. Trabajó con David Alfaro Siqueiros y es reconocido como parte de la generación de la Ruptura.
‘‘Todavía voy a estar un rato aquí y a ver si puedo seguir pintando todo ese tiempo”, dijo en el patio que le recordó la casa de su abuela en la calle Iturbide, pero en la planta alta en lugar de piñatas de su infancia, se encuentra ‘‘la visión panorámica de lo que he hecho en la vida”: explorar y trabajar hasta que se rinde de cansancio para decir cosas, como ocurre en Hoy.