Lunes 29 de julio de 2019, p. 7
Caracas. Tuvo una obsesión: el color, con una obra viva en ciudades como París, Londres o Nueva York, así como en las calles de su natal Caracas. Carlos Cruz-Diez, quien falleció el sábado a los 95 años, es historia del arte universal.
Sus fisicromías
, mezclas de colores que danzan al ritmo del movimiento del observador, se convirtieron en símbolos del op art.
Desde Venezuela, junto con otros artistas como Jesús Soto o Juvenal Ravelo, protagonizó una de las corrientes de mayor fuerza en el cinetismo.
Lúcido hasta el final, incansable, Cruz-Diez jamás dejó de trabajar desde que empezó a estudiar en la Escuela de Artes Plásticas de Caracas en 1940.
Murió en París, por causas naturales
y rodeado de su familia
, según un comunicado divulgado este domingo en la página web dedicada a la difusión de su obra.