Nos integran nuestras divisiones
o que más unifica es nuestra división. Me resulta dudoso afirmar que en ese momento hubiéramos sido conscientes de que teníamos una misión histórica, ya que tampoco hicimos nada importante por identificar cuál era ¿Qué es aquello que siendo común nos integra como generación?
Nosotros nacimos en una transición entre el régimen revolucionario y su versión cardenista que no vivimos realmente. Y una etapa de paz, de progreso económico, sin precedentes en la historia de México. ¡Cierto! había desigualdad de clases y de regiones y un fuerte autoritarismo, pero el país prosperó y se vivió una etapa de nacionalismo optimista y ese fue el ambiente de nuestra infancia y de nuestra primera juventud.
Nuestra generación cruzó cuatro grandes transiciones que transformaron al país y que se volvieron incentivos: la de las creencias y de las costumbres (en nuestro años se derrumbó el monopolio católico y su moral sexual, cuando menos); la transición política que comenzó en 1988, cuando la oposición pudo ganar las elecciones, aunque no pudo defenderlas y que fue diferida una y otra vez; la economía que nos trasladó de la relativa bonanza de 50 años a una crisis
permanente en la que todavía estamos hoy y finalmente la integración de México a Norteamerica y el daño a nuestra soberanía. Creo que podríamos escoger estas tres o cuatro, no sólo porque son muy significativas y por tener un gran impacto, sino porque colocaron a gente de nuestra época como protagonistas.
Nos enfrentamos a cambios intensos que nos cimbran y rompen costumbres, tradiciones e inercias. Lo que nos ha unido es lo que más nos divide, la percepción de la violencia. El año pasado los delitos de todo tipo rebasaron los 25 millones, de los cuales solo 6 por ciento se persiguieron, se cometieron alrededor de 35 mil homicidios dolosos. El crimen se organizó y las complicidades se multiplicaron. No ha podido detenerse el tráfico de armas y de drogas. En una encuesta reciente más de 73 por ciento (ENSU 2019) de la población se siente insegura. Las víctimas son de todas las clases sociales. Es muy probable que el cambio político reciente sea producto de la percepción de la violencia.
Colaboró Meredith González A.