Más abusos sexuales de clérigos chilenos
l papa Francisco es un severo crítico de la alta jerarquía eclesiástica de Chile. Y con razón, pues está documentada la complicidad que tiene con curas depredadores sexuales. Como Fernando Karadima, el confesor y guía espiritual de las familias pudientes, muy al estilo del mexicano Marcial Maciel. La película El bosque de Karadima, 2016, resume sus delitos.
Aunque en un principio el Papa dudó de las acusaciones contra el citado cura, las evidencias fueron tantas que tuvo que reconocer su error y llamar a Roma a los obispos chilenos, donde los exhibió como cómplices de lo ocurrido. Varios renunciaron a sus cargos.
El mea culpa de la jerarquía católica chilena no bastó para calmar la indignación ciudadana. Por el contrario, aumentó este año al conocerse nuevos abusos y complicidades de curas pederastas. El más reciente es el de Renato Poblete y toca a la orden a la que pertenece Francisco: los jesuitas.
Durante medio siglo Poblete tuvo mucha influencia en la alta sociedad chilena, lo que le permitió utilizarla para su provecho y amasar un gran poder económico. En vida lo colmaron de elogios por dirigir una institución, Hogar de Cristo, fundada hace un siglo y que destaca por su trabajo en favor de la justicia social.
Cuando Poblete murió en 2010, el presidente Sebastián Piñeiro dijo que era un santo. Lo mismo creyeron las autoridades de Santiago. Para honrarlo, denominaron con su nombre un bello parque. Al saberse su negro historial quitaron toda referencia al cura.
Esta vez quienes sufrieron abusos fueron mujeres. Hay documentados judicialmente 22 casos, entre ellos los de cuatro menores de edad. Algunas obligadas por Poblete a abortar mientras otras padecieron agresiones físicas. Todo indica que las abusadas fueron muchas más.
El caso se puso al descubierto cuando una de las víctimas contó hace un año su tragedia a los enviados de Francisco encargados de investigar los abusos sexuales cometidos por clérigos chilenos.
Aún hay más implicados.