Opinión
Ver día anteriorMartes 20 de agosto de 2019Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Astillero

Viejos pleitos en el nuevo partido // Senado: Batres contra Monreal // Yeidckol y la elección en Morena // La nomenklatura y el poder real

Foto
▲ Alejandro Moreno Cárdenas (haciendo uso de la palabra) encabezó la tercera reunión parlamentaria del PRI en la antigua sede del Senado. En su primer día de trabajo como presidente del CEN priísta, Moreno Cárdenas aseguró que su partido es firme, crítico y constructivo. Lo acompañaron en la mesa Claudia Ruiz Massieu, Miguel Ángel Osorio Chong y René Juárez Cisneros.Foto Jesús Villaseca
E

l punto de quiebre se dio en agosto de 2017, cuando Ricardo Monreal no fue seleccionado para ser el candidato de Morena a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. El propio ex gobernador de Zacatecas mencionó como responsable de su exclusión a una nomenklatura (según la Real Academia Española, ese término corresponde al conjunto de altos cargos políticos de la antigua Unión Soviética o de sus países aliados y, por extensión, de otros sistemas políticos) que habría operado para cerrarle el paso.

Oficialmente, con sustento en una encuesta de opinión hasta ahora fantasmal, Monreal habría sido derrotado por Sheinbaum, con Martí Batres y Mario Delgado como competidores que validaron el peculiar desenlace que llevó al ex jefe delegacional en la Cuauhtémoc a considerar la posibilidad de renunciar a Morena y asumir una candidatura adversa al obradorismo, pretensión que finalmente no consumó pero que le permitió negociar con el máximo líder morenista una candidatura a un escaño y la coordinación de la bancada del partido en el Senado, todo lo cual se cumplió.

Desde entonces se libra una batalla interna que se refleja en toda ocasión propicia. Por ejemplo, en la pelea por la candidatura a gobernar Puebla, que el monrealismo briosamente trató de conseguir para el senador Alejandro Armenta. O en las candidaturas en Tamaulipas, donde Alejandro Rojas Díaz Durán, suplente de Monreal en el Senado, inició una campaña de confrontación abierta con Yeidckol Polevnsky. Más recientemente, en los preparativos para la elección de dirigente de Morena, donde Monreal empuja al citado Rojas Díaz Durán a la vez que coquetea con la posibilidad de apoyar al ebrardista Mario Delgado, todo con tal de enfrentar a la citada Polevnsky, quien busca prolongar su estancia al timón del partido ahora hegemónico, e incluso por tal motivo se confronta con Bertha Luján, quien pareciera ser la abanderada extraoficial de Palacio Nacional.

Lo sucedido ayer en la Cámara de Senadores coloca sobre el mapa de guerra posicionamientos más delicados. Martí Batres no ahorró municiones verbales contra Monreal, al acusar a éste de maniobrar para impedirle la relección y dar paso a Mónica Fernández Balboa, una tabasqueña que en febrero de 2014 era secretaria de Desarrollo Social en el gobierno de Arturo Núñez, perredista que originalmente era obradorista y luego se peleó con Andrés Manuel. Dejó Fernández Balboa el puesto para casarse con Carlos Rojas Gutiérrez, quien fue secretario de Desarrollo Social en la administración de Carlos Salinas de Gortari y director del Instituto Nacional de Economía Social con Enrique Peña Nieto. Ahora, Mónica presidirá la mesa directiva del Senado, si no prosperan las impugnaciones en su contra.

El choque entre Batres y Monreal, con el primero desconociendo la legitimidad de la elección organizada por el segundo, tiene un contexto actual que es más amplio: la presidenta de Morena, Polevnsky, está empeñada en organizar la próxima elección de dirigente nacional conforme a sus lineamientos y no a los órganos como el consejo nacional, que preside su opositora, Bertha Luján. Busca Yeidckol lanzar su convocatoria a modo, definir el padrón de votantes, deshacerse de una comisión de coadyuvancia para las elecciones y sostener al ex gobernador de Michoacán, Leonel Godoy, como secretario de organización del comité nacional morenista.

El conflicto va subiendo de tono pero pareciera que no se desbordará. Como en el priísmo clásico, el arbitraje de los conflictos internos en el partido dominante recae en el usuario de la banda presidencial. Sería muy difícil que personajes como Monreal, Marcelo Ebrard (con su carta, Mario Delgado), Luján o la propia Polevnsky se llegaran a oponer de manera militante a una solicitud u orden proveniente de Palacio Nacional. Hay turbulencias, y voceo de presuntos naufragios, pero nada parece apuntar hacia la desobediencia ante una instrucción amable o imperiosa procedente del centro real del nuevo poder mexicano.

Twitter: @julioastillero

Facebook: Julio Astillero