Un tifón le dio la bienvenida en Tokio a Monserrat Alarcón. No es supersticiosa, la atmósfera húmeda que provocó no le genera ni inquietud ni temores de mal agüero. Apenas se queja de que complica un poco su entrenamiento, pero nada le resulta un obstáculo para defender su campeonato de la Asociación Mundial de Boxeo (OMB) en peso átomo este jueves ante Ayaka Miyao –monarca interina–, a miles de kilómetros de casa, justo donde se coronó hace un par de años en peso mosca, división en la que concedió ventajas por estar tres categorías arriba de su constitución natural.

Hubo lluvia y el viento derribó cosas, debemos estar con cuidado, pero fuera de eso yo estoy muy concentrada para hacer mi defensa, dice desde Japón; el boxeo no es un asunto de suerte, sino de hambre, de cómo te sientas y cómo te preparaste. Ahí es donde me siento capaz.

Si en el boxeo masculino los campeones imponen condiciones que los benefician, en el caso de las mujeres muchas veces tienen que ceder ventajas para poder mantenerse activas y defender los títulos.

El boxeo de mujeres es mal pagado; a los empresarios no les interesa en realidad, y en vez de hacer la defensa en mi país tuve que salir, porque nadie quiso hacerla en México y si no defendía ante la japonesa, perdía mi título sin pelear, cuenta Monserrat; las campeonas en México tenemos que ceder muchas veces para poder pelear, esa es la verdad.

Ayaka Miyao era la retadora al título, pero en 2018 Monserrat sufrió una lesión; eso le abrió la posibilidad a la japonesa de coronarse como campeona interina de la división. Ahora, en la disputa por el título absoluto, están obligadas a enfrentarse.

Ayaka tiene casi el doble de peleas que yo, su experiencia es amplia, pues este título que poseo, ella lo tuvo hace años y quiere recuperarlo, explica Monserrat; eso habla de una peleadora con calidad, pero eso no me intimida.

Alarcón recuerda que también fue en Japón donde sorprendió en 2017 a Nana Yoshikawa en la disputa del cinturón mosca de la OMB.

La mexicana nunca había salido de su país, pero nada le fue ajeno. Llegó a hacer su trabajo con convicción y consiguió ese cetro que perdió en 2018.

Japón me trae buenos recuerdos, confía; estar fuera de casa hace que muchos piensen que eres más vulnerable y que tienes todo en contra, pero en realidad eso me hace sentir con más energía. Claro, no podemos ocultar que es difícil ganar aquí, que hay que vencer sin dejar nada de duda, porque los jueces pueden ser parciales.

Mientras llega el día, Monserrat repasa todo lo trabajado para enfrentar a una rival con un repertorio amplio de artimañas, cuenta la mexicana.

Se sabe que quien pelea en casa lleva una ventaja, pero tener al público en contra no me asusta, afirma.

Ayaka es muy sucia, se agacha demasiado, se cuelga, es incómoda, entonces debo estar bien concentrada, no desesperarme para poder boxear como planeamos en la preparación y convencer a los jueces.