Fundadora de La Jornada
Martes 10 de septiembre de 2019, p. 17
Este lunes murió la periodista, poetisa y feminista Dolores Cordero Vázquez, fundadora de La Jornada, quien a lo largo de su trayectoria profesional defendió los derechosde las mujeres y se convirtió en una delas precursoras del periodismo con perspectiva de género.
Formó parte del grupo de destacados periodistas encabezado por Carlos Payán que dieron origen a este diario el 19 de septiembre de 1984.
Fue pieza clave para la aparición de La Doble Jornada, suplemento decorte feminista de este diario, que se publicó por primera ocasión el 8 de marzo de 1987. Cordero Vázquez fue editora de esta publicación y colaboró en la construcción de un periodismo que develó las condiciones sociales de las mujeres en nuestro país.
En su trayectoria periodística colaboró muy de cerca con destacados personajes de este oficio: Carmen Lira Saade, directora de La Jornada, y con el director fundador de este diario, Carlos Payán Velver. También con Manuel Becerra Acosta, Julio Scherer García, Miguel Ángel Granados Chapa, Vicente Leñero, Amalia Rivera de la Cabada y Rosa María Rodríguez, entre otros.
Con su larga trayectoria periodística tanto en Uno más Uno como en La Jornada, Cordero Vázquez –junto con otro grupo de comunicadoras– fundó en 1988 la organización Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC), basada en un periodismo con perspectiva de género y donde se han formado reporteros con esa posición ideológica.
Su amor por la literatura la llevó por el camino de las letras, a la par de su primera profesión –era contadora. Fue literata y poetisa. También dio clases de inglés, taquigrafía y mecanografía. Fue traductora y una amante de las literaturas inglesa y francesa.
Quienes la conocieron afirman que en todo momento citaba a los clásicos literarios y era una mujer con una cultura muy desarrollada.
En su juventud simpatizó con el panismo. Sin embargo, con el paso de los años se convirtió en una mujer de izquierda, militante feminista y progresista.
Rigurosa en extremo
Algunas de sus colaboradoras la han considerado como una maestra exigente, enérgica y rigurosa
. Era muy entregada a su trabajo. Pasaba horas investigando, reporteando, redactando, corrigiendo, editando.
Sus colegas recuerdan que también le tocó pegar galeras, pues eran las épocas donde los periódicos se hacían en las imprentas, con recortes, negativos y hasta cera.
Fue una editora tenaz. Quienes la recuerdan aseguran que no temía corregir a los colaboradores, articulistas y columnistas con mayor prestigio. Ello gracias a que era una erudita del lenguaje y la escritura. Fue una mujer crítica y reflexiva, pero que a la vez compartía su experiencia con nuevas generaciones de periodistas y editores.