A la Ciudad de México se le ha quedado a deber la oportunidad de redensificar y rediseñarla tras los sismos de 1957, 1979 , 1985 y 2017, dijo el presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), Luis Armando Díaz Infante, al comentar que el gobierno capitalino puede impulsar programas que promuevan que las familias refuercen las estructuras de sus viviendas.

En entrevista dijo que en la Ciudad de México no se tiene la idiosincrasia de Japón o Alemania, donde cada 50 o máximo 70 años se realizan demoliciones de edificios e instalaciones como estadios, además de casas, para renovar la infraestructura, aunque opinó que la capital es más resiliente tras el sismo de 2017.

Consideró que desde el gobierno capitalino se podrían ofrecer beneficios fiscales para quienes tengan un puntual pago de impuestos y servicios como predial y agua, con el objetivo de que inviertan en mantenimiento o que puedan tener acceso a un seguro, porque muchas construcciones resultaron afectadas por el abandono.

En las instalaciones de la CMIC mencionó que a la capital le llevará más de 18 meses concluir la reconstrucción de alrededor de 200 edificios, los cuales y entrarán en un esquema de redensificación con un costo de alrededor de 12 mil millones de pesos, que serán cubiertos a partir de la compraventa de los nuevos departamentos y de fideicomisos.

A dos años de los sismos, en estos momentos se atiende la necesidad de todos los afectados, pero insistió en que se debe pensar cómo reinventamos nuestra ciudad, al referir que a los mexicanos nos encanta que la casita sea bien hecha, con concreto, varilla, tabiques y que se acuerden los nietos del abuelo, porque les dejó la casa, entonces sí tenemos una cultura de apego y no nos vamos alinear ni a los alemanes ni a a los japoneses.

Por otra parte, admitió que la construcción de edificios tan altos como los que se ubican en Reforma, son un desafío para la naturaleza, porque la capital nació entre tres lagos, con suelo lacustre, para lo que se desarrollan tecnologías exclusivas de la ciudad de México.

Construir edificios tan altos en esta ciudad han sido retos de la ingeniería civil, pero son oportunidades para la inversión y el desarrollo.