Lunes 23 de septiembre de 2019, p. 22
La Habana. El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, exigió ayer a Estados Unidos poner fin a la hostilidad que mantiene contra la isla desde hace más de 60 años.
La política ilegal, genocida y criminal del gobierno de Estados Unidos hacia Cuba debe cesar
, escribió el mandatario en su cuenta de Twitter.
Díaz-Canel se refirió de esa manera al bloqueo económico, comercial y financiero que el gobierno estadunidense aplica a la isla desde hace más de medio siglo.
El viernes pasado, el ministro cubano de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez, presentó el informe de la isla a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre las afectaciones que ha provocado a Cuba la hostilidad de Washington.
Los daños acumulados por la aplicación del bloqueo en estos años, tomando en cuenta la depreciación del dólar frente al valor del oro en el mercado internacional, abarcan 92 mil 630 millones de dólares. A precios corrientes totalizan 138 mil 843 millones de dólares
, detalló el canciller.
Al presentar el texto en una concurrida rueda de prensa, Rodríguez señaló que de abril del año pasado a marzo último las pérdidas ascienden a más de 4 mil 343 millones de dólares.
El funcionario explicó que el informe no incluye el impacto de las últimas medidas anunciadas por el régimen de Donald Trump, a raíz del apoyo de Cuba al gobierno del presidente venezolano, Nicolás Maduro, y que serán contabilizadas en el próximo periodo por razones metodológicas y por el rigor en el registro de los datos
.
El jefe de la diplomacia cubana indicó que con los ingresos dejados de percibir por bienes y servicios, el producto interno bruto de la isla habría crecido a precios corrientes alrededor de 10 por ciento.
Esos daños justifican la presentación los próximos días 6 y 7 de noviembre, ante la Asamblea General de la ONU, de la resolución cubana Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos de América contra Cuba
.
Desde hace 27 años el texto cubano recibe el respaldo casi unánime de la comunidad internacional, que el año pasado lo aprobó con 189 votos a favor, sin abstenciones y con la oposición única de Estados Unidos e Israel.
La resolución, que no es vinculante, es ignorada por Estados Unidos.