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Rinden homenaje al escritor José Agustín por su cumpleaños 75

Mi padre ha retratado una época con gran pasión, así como el aburrido mundo literario de ese entonces, refirió el editor Andrés Ramírez // La poesía es lo que ahora lo sostiene, difundió Margarita Bermúdez, su esposa, a través de un mensaje grabado

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▲ Una mesa llena de vivencias se fue acumulando en el salón Covadonga, en un homenaje a José Agustín para celebrar al escritor por sus 75 años de vida. Sus hijos José Agustín ‘‘Tino” (izquierda) y Andrés (derecha) compartieron vivencias, humor y literatura transgresora, en un museo espontáneo sobre la mesa en ese recinto de la colonia Roma, donde colocaron primeras ediciones y manuscritos, así como fotografías, en una de ellas sus padres retratados.Foto Guillermo Sologuren
 
Periódico La Jornada
Sábado 28 de septiembre de 2019, p. 5

Creador de una literatura que marcó a una generación deseosa de liberación, en juventud de urgencia rebelde, esa es la impronta de José Agustín, quien fue celebrado por su 75 aniversario en el salón Covadonga, donde sus hijos Andrés y ‘‘Tino’’ encabezaron el homenaje al escritor que abrió la palabra desde los años 60 del siglo pasado.

Tinta morada, como la que le gustaba usar para escribir, salió a relucir entre distintos objetos, cercanos a la memoria y a la emoción cálida, que llevó su hijo Andrés.

Uno a uno fue escribiendo a los asistentes que llenaron ese salón en la colonia Roma. ‘‘José Agustín ha retratado una época con gran pasión y retrató el aburrido mundo literario de ese entonces’’, sostuvo el editor Andrés Ramírez.

Que los jóvenes lo estén leyendo

La primera edición de La tumba, la misma que editó su maestro Juan José Arreola al entonces escritor de 16 años, fue una de las joyas mostradas la noche del jueves. Fotografías, como una de Rogelio Cuéllar, manuscritos en tinta morada, otros mecanografiados, se fueron sumando al museo espontáneo que ocupaba la mesa junto a los dos grandes retratos colocados desde el principio de la cita en un lugar poco solemne, de acuerdo con el carácter del homenajeado.

Andrés Ramírez dijo que ‘‘la cárcel y la muerte de la madre fueron dos temas que lo marcaron. Eran asuntos que no comentaba’’. Relató lo que fue crecer rodeado de libros y discos en la casa familiar, donde ahora las dinámicas han cambiado en la convivencia, aunque a ‘‘pesar de ese chingadazo que se dio en 2009, conserva su gran espíritu”.

José Agustín, heredero del nombre de su padre y de su abuelo, a quien cariñosamente llaman ‘‘Tino’’, leyó fragmentos del texto que escribe, a manera de memoria autobiográfica sobre la convivencia de su padre, en la que la terrible caída de hace 10 años en Puebla, con serias consecuencias, ocupa un parteaguas en la narración. También dio voz a un fragmento de Se está haciendo tarde, una de las novelas más reconocidas de José Agustín.

Margarita Bermúdez, esposa del autor, envió un mensaje grabado. Que sus lectores lo sigan conociendo y los jóvenes lo estén leyendo, y mencionó las vivencias junto a los autores que han conocido juntos, se escuchó en el audio. La poesía es lo que más lo sostiene, ahora que está muy enfermo, pero con mucha perseverancia y voluntad.

Cotorrear: parlotear, platicar en buena onda. Derrapar: profundamente enamorado. De nuez: otra vez. Destrampe: cotorreo grueso. El patín del diablo: uy, uy. En Cuernavaca: desinhibido. Fajar: acariciar con precisión, alevosía y ventaja. Fueron algunos de los ejemplos que se mostraron del Rockabulario, para mayores de 1174 años, que amablemente José Agustín dedicó a los lectores, palabras que tanto usó y ha jugado con ellas en sus novelas, ensayos, crónicas y textos periodísticos.

El pasado 19 de agosto el escritor llegó a los 75 años de edad. Debido a su condición de salud, desde hace tiempo está retirado de la vida pública, por lo que no pudo asistir al encuentro con amigos y lectores. Junto a los hijos de José Agustín, también participaron el periodista José Luis Martínez y el escritor Armando González Torres, quien afirmó: Un símbolo de muchas generaciones.