a urbe española que se levantó sobre los vestigios de México-Tenochtitlan siguió, en gran medida, la traza que tenía la ciudad mexica. Fundamentalmente se conservó el núcleo en donde se encontraba el centro ceremonial con el Templo Mayor, el palacio del gran tlatoani Moctezuma y una gran plaza que ahora es el Zócalo. De acuerdo con el arqueólogo Eduardo Matos, ahí pudo haber estado el mercado.
De manera que el desarrollo de la nueva metrópoli hispana se dio a partir de ese centro, en donde igual que en Tenochtitlan, se concentraban los poderes político, religioso y económico.
En las calles aledañas los más allegados a Hernán Cortés recibieron solares para edificar sus casas, lo cual era mandatorio o perderían la propiedad. Esto era porque urgía que se construyera la ciudad para consolidar el poderío del conquistador.
Una de esas calles fue la que en el siglo XVI se llamó Celada, una centuria después Zuleta y actualmente Venustiano Carranza. El nombre que tuvo a lo largo de casi tres siglos se lo dio el capitán Cristóbal Zuleta, rico español que construyó una gran mansión que le mereció bautizar varios tramos de la vía.
Era tan importante que mereció tener una merced de agua, lo que significa que se le permitía tener un caño directo a sus casas, privilegio que sólo se concedía a los conventos y casas de nobles y gobernantes.
Se sabe que ayudó a los menesterosos y dio generosos donativos al convento de San Francisco, en donde financió una capilla que se llamó de los Zuletas, a la que le proporcionó fondos a perpetuidad para su sostenimiento. La condición era que la familia sería sepultada ahí y les tenían que rezar misas para siempre.
En el primer tercio del siglo XX se inició la modernización de la vieja urbe y la mayoría de las antiguas mansiones fueron demolidas para construir edificios. En 1924, en la antigua calle de Zuleta, se construyó el edificio España, hermoso inmueble ecléctico de cinco pisos, recubierto de cantera rosada con balcones con balaustradas del mismo material. Se ocupó con oficinas y despachos.
Recientemente un grupo de jóvenes empresarios emprendió una profunda remodelación para convertirlo en hotel. Se conservó la arquitectura y gran parte de la decoración original. Fue obra del arquitecto Javier Sánchez, quien aprovechó la original distribución interior alrededor de un patio rectangular con pasillos de vitroblock traslúcido y balcones de bella herrería.
Jardines colgantes dan verdor al ambiente umbroso que en la noche cobra una vida inusitada con una ingeniosa iluminación. Lo opera la cadena Hilton dentro de la línea Curio Collection, que agrupa hoteles pequeños, exclusivos y originales en todo el mundo. Forma parte de un ambicioso programa para restaurar edificios históricos en México.
El hotel Umbral se localiza en Venustiano Carranza 69 y se distingue por su bella fachada. Tiene 56 habitaciones, gimnasio, centro de negocios, biblioteca y galería de arte.
Las suites tienen un tocadiscos con una colección de vinilos personalizada. Usted dice sus preferencias y se las llevan de la tienda local de vinilos, La Roma Records, con la que tienen un convenio.
En el último piso una amplia terraza con vista panorámica del Centro Histórico alberga la piscina, restaurante y bar de coctelería con un vasto menú de bebidas de temporada a base de licores mexicanos. En estas fechas el especial es el Independencia, elaborado con mezcal, jugo de limón, jugo de maracuyá y campari. El mobiliario es minimalista en tonos neutros de blanco, beige y marrón, con materiales naturales como maderas claras y oscuras, lo que brinda un ambiente cálido y elegante.
Sin duda este novedoso proyecto es una buena inversión, ya que entre otros, la Ciudad de México ha sido considerada por National Geographic la número uno para visitar este año. Aunque no sea huésped puede ir a comer o cenar y... tomarse un coctelito.