La postura asumida por la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) para criticar las reformas que sancionarán la emisión de facturas falsas deja entrever que “los factureros estaban siendo protegidos, apoyados” en una operación que generaba pérdidas por 400 mil millones de pesos a la hacienda, sostuvo el presidente Andrés Manuel López Obrador. Lo veo como si fuese un partido político opositor, con fines políticos, como una oposición.

Admitió que tienen el derecho a promover todos los amparos que sean, pero esto no es sólo un asunto legal, es un asunto moral. Los deja muy mal parados. ¡Imagínense que estén defendiendo facturas falsas! Irónico, descalificó a la Coparmex: ¿Cómo una organización empresarial va a estar en desacuerdo? ¿Cómo se va a estar apoyando la falsificación de facturas? Lo que demuestran es que estaban de acuerdo con estos ilícitos.

Durante la conferencia matutina, el mandatario reiteró su beneplácito por la reforma que abre la puerta a la revocación de mandato y a la democracia participativa. Sostuvo que antes, aunque la autoridad electa se desempeñara mal y se demostrara que era ineficiente, corrupto, mediocre y ladrón un gobernante, se le tenía que aguantar seis años.

El Presidente objetó que se haya aprobado que este ejercicio se efectuará hasta 2022, lo que atribuyó a que durante el procedimiento pusieron muchas trabas y al final el partido conservador votó en contra. Eso los dibuja. ¿Cómo oponerse al ejercicio de la democracia participativa?

Agregó que las descalificaciones en el sentido de que el Servicio de Administración Tributaria podría presentar la denuncia directamente no es real. Describió que hasta en cuatro momentos un empresario defraudado con esas facturas puede acreditar, con la presentación del producto, que efectivamente realizó la compra: ante el SAT, la Procuraduría Fiscal, la Fiscalía General de la República y el juez.

López Obrador insistió en desacreditar la postura de Coparmex: “¿Cómo? ¿En dónde queda la honestidad y la decencia del conservadurismo? ¿No que eran gente de bien? ¿No que los que estaban evadiendo los impuestos eran los de la economía informal, los ambulantes, los franeleros, los viene-viene? Me dejó anonadado este asunto”.

Para él los cambios reivindican un principio de igualdad, “no es posible que sólo se aplique la ley al que no tiene influencias, al que no tiene agarraderas, al que no tiene con qué comprarse su inocencia ¿Y los delincuentes de cuello blanco?, que son los peores, son los que dañan más como los políticos corruptos”.