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Programas Rurales Del intermediarismo a la autogestión campesina Arturo García Jiménez Comisión Coordinadora Estatal del MCPASXXI-GRO Guerrero está registrado en los anales de la historia mexicana como un pueblo de tradición gloriosa de lucha, cuya aportación al país ha sido cuantiosa. Pero buena parte de su historia tiene que ver con represiones, asesinatos y encarcelamientos injustos de luchadores sociales. En esta nueva era, el movimiento campesino de Guerrero trabaja para construir formas distintas de articulación de las comunidades y la sociedad rural. El primer congreso estatal de nuestra organización, realizado el 21 de noviembre del 2018, representó un parteaguas en nuestro proceso de reorganización. Alrededor de 38 organización locales y regionales veníamos trabajando muchos años atrás, cada una con sus dinámicas y demandas propias, eventualmente nos coordinábamos en aspectos concretos y fue la coyuntura electoral la que terminó por coordinarnos y arribar a nuevos esquema de organización. En el proceso prácticamente nos fusionamos y dejamos nuestras figuras y siglas en segundo término para trabajar unidos en torno al Movimiento campesino Play de Ayala siglo XXI-Guerrero (MCPASXXI-GRO). Durante los últimos meses del 2017, algunas organizaciones comenzamos a acudir a las reuniones nacionales del MCPASSXXI, desde donde asumimos el compromiso de integrarnos activamente y promover la coordinación con todas las organizaciones del estado. De esta forma, asumimos las diversas tareas que se acordaban a nivel nacional. En un primer momento, durante la etapa de promoción y la defensa del voto, integramos comités campesinos en la mayoría de las comunidades; una comisión de 250 compañeros asistimos a Jerez, Zacatecas, el 10 de abril del 2018, donde suscribimos, a lado de un conjunto de organizaciones campesinas a nivel regional y nacional, un acuerdo con el hoy presidente, Andrés Manuel López Obrador. Participamos activamente en la integración de representantes de casillas y, sobre todo, en la vigilancia del voto durante toda la jornada electoral. Una vez logrado el triunfo, el 20 de julio en Chilpancingo tuvimos un encuentro donde planificamos cómo vamos a participar desde la base en la Cuarta Transformación. Decíamos que si bien es cierto que se ganó y que hay vientos de cambio, los cambios no llegarán solo de arriba, los cambios tenemos que propiciarlos de abajo, y con el apoyo del nuevo gobierno esto va a facilitar un proceso para que cambie este país. Por eso, en esa reunión planeamos hacer una serie de encuentros regionales; en las ocho regiones se convocaron compañeros de organizaciones, comisarios, comisariados y en cada encuentro regional se integró una comisión coordinadora, de ahí nos bajamos a hacer asambleas municipales y a realizar asambleas comunitarias en las cuales una de las orientaciones básicas del MCPASXXI fue impulsar a ras de suelo la organización campesina. Como una continuidad de los comités campesinos para la defensa del voto surgió la propuesta de impulsar los Comités de Desarrollo Comunitario (CDC). Sobre la marcha, estos comités fueron definiendo su propia identidad; se realizaron asambleas en 870 núcleos agrarios de los 1,150 existentes en el estado. Al primer Congreso llegamos ya con estructura comunitaria, municipal, regional y estatal, pero nos hacía falta definir nuestro programa de trabajo, objetivo principal de dicho evento. Así, en mesas de trabajo, definimos 9 ejes de acción que guían nuestro accionar para el corto y mediano plazo: pacificación y derechos humanos, medio ambiente y recursos naturales, producción campesina, desarrollo de mercados y economía social, desarrollo de capacidades locales, participación campesina en la toma de decisiones, bienestar social, pueblos originarios y territorios, y finalmente asuntos agrarios. En cada una se integró una comisión con la que hemos venido trabajando. En el denominado Libro verde “Para salvar a Guerrero el campo es primero”, están contenidos los objetivos y acciones para cada eje, los antecedentes de este proceso organizativo y la memoria del congreso. En Guerrero, la propiedad social abarca casi el 80% de la superficie total. En ella subsisten la biodiversidad, las fuentes de agua, los bosques y los minerales, recursos que hasta hoy no han beneficiado a sus propietarios, por ello hemos dado énfasis en organizar a los comisariados de los núcleos agrarios. La idea es rescatar la funcionalidad del ejido y la comunidad convirtiéndolos en sujetos económicos, sociales, culturales y ambientales. En cada región, hemos integrado coordinadoras de comisariados mediante las cuales se organiza la actividad productiva al interior y se abordan los diversos problemas agrarios; con las dependencias involucradas se tiene una mesa agraria cada quince días. Entendiendo que la 4T tiene que construirse principalmente desde abajo, nos hemos preocupado por la formación política e ideológica; para ello, venimos impulsando un seminario itinerante que hemos denominado “Construyendo la autogestión y el desarrollo rural sustentable bajo la bandera del Plan de Ayala Siglo XXI”. La temática de cada módulo apunta hacia los aspectos centrales que nuestro movimiento debe manejar. Es preciso elevar el nivel de información, análisis, debate, organización y capacidad propositiva para que el sector más dinámico del campesinado sea “clase para sí” y se coloque a la altura de los retos y desafíos que la nueva coyuntura nos ofrece. Finalmente, hay que decir que este nuevo proceso construido en apenas casi dos años no hubiera sido posible sin la existencia de organizaciones que trabajan desde más de treinta años. Lo importante aquí fue la disposición para buscar consensos, ubicar objetivos comunes y actuar de manera conjunta apropiándonos de la necesidad de construir la cuarta transformación. Estamos totalmente de acuerdo en que se debe eliminar el intermediarismo en la ejecución de los programas, a cambio de ello impulsamos la autogestión campesina desde la base de cada comunidad. Estamos seguros de que con ello estamos construyendo las bases de un nuevo país. •
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