Barcelona. La solidaridad de otras regiones del Estado español con el movimiento independentista catalán, indignado por la sentencia del Tribunal Supremo, que condenó a nueve dirigentes a penas hasta de 13 años de prisión, se expresó ayer masivamente en el País Vasco, donde se manifestaron decenas de miles de personas al grito de libertad presos políticos e independencia.

Además, en Cataluña continuaron las protestas, sobre todo frente a la sede del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) para exigir la liberación de los 18 detenidos en los disturbios de días recientes, y en las inmediaciones de la Jefatura Superior de la Policía Nacional.

Desde que el pasado lunes se dictó la sentencia que encendió a Cataluña y detonó un movimiento masivo de protesta, la mayor parte pacífico, han expresado su solidaridad desde otros puntos del país diversos sectores de la izquierda y nacionalistas.

Así ocurrió este sábado en la ciudad vasca de San Sebastián, donde marcharon miles de personas –42 mil según la organización convocante– para expresarle al pueblo catalán que no está solo en su rechazo a las sentencias y en demanda del respeto al derecho de autodeterminación.

Se sumó una protesta más pequeña, de unas 500 personas, en Madrid, que terminó con enfrentamientos con la policía en el centro de la capital española y agresiones a periodistas.

En Cataluña el epicentro de la movilización está en Barcelona, donde de nuevo miles se manifestaron. Las dos concentraciones más importantes fueron frente al TSJ, a un costado del Arco del Triunfo, donde se intentó impedir que se llevaran a prisión a los 18 detenidos de antier por los disturbios.

Desde el inicio de las protestas el saldo es de 576 heridos y 83 detenidos. Los servicios sanitarios informaron que se atendieron a 182 personas, dos en estado muy grave con traumatismo craneoencefálico.

El presidente de la Generalitat, Quim Torra, propuso al gobierno español, del socialista Pedro Sánchez, que abra una mesa de diálogo para encontrar una salida al conflicto. Desde Madrid la respuesta fue que hasta que no haya una condena expresa y enérgica de la violencia por parte del nacionalismo catalán no habrá diálogo.

En entrevista con La Jornada, el delegado del gobierno de Cataluña en México, Leïr Daba, indicó que los disturbios en Barcelona son casos pequeños y aislados que no refejan la realidad completa, e hizo un llamado a no temer visitar la Ciudad Condal.