Opinión
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Los dilemas mundiales hoy día
E

l jurista inglés Wilfred Jenks en su obra The world beyond the charter nos recordaba que el mundo estaba sujeto a una serie de paradojas básicas; la primera de carácter político que describe el autor al señalar que nunca como ahora el mundo había sido tan claramente uno solo en el sentido de que lo que ocurre en un lugar, tiene consecuencias en menor o mayor grado en el resto del mundo. Pero tampoco nunca el mundo había estado fragmentado en tantas soberanías, cada una reclamando el derecho de decidir todo lo que le concierne.

La segunda paradoja sería en la actividad militar, en cuanto a que nunca antes, como ahora, un poder militar de tal magnitud había estado concentrado en tan pocas manos, ni nunca ese poder había sido tan poco efectivo como medio para lograr los objetivos políticos que se fija una nación.

Al respecto, algunos consideran, erróneamente en nuestra opinión, que el equilibrio del terror en que vivimos actualmente, con el mantenimiento de arsenales nucleares en varios países, es la mejor garantía de paz; sin embargo, el peligro está en que en esa situación son únicamente las potencias militares, que no siempre actúan con sensatez –sea por sus ambiciones territoriales o por la irracionalidad al actuar de algunos de sus líderes–, las que determinan cuándo lanzar su fuerza bélica por resolver una situación.

Otra de las contradicciones a que se refiere Jenks en su obra citada, es la que surge a propósito de la limitada dimensión del imperio del derecho rule of law en la compleja sociedad en que vivimos, ya que hoy día como nunca, se habían reglamentado internacionalmente tantas áreas de actividad humana como en la actualidad, ya que hemos logrado la aprobación de principios fundamentales de conducta con la intención de fortalecer la paz y hemos creado instituciones para consultarse sobre problemas comunes.

Sin embargo, la realidad es que aún hoy el mundo tiene poca confianza en el derecho como fórmula para solucionar los problemas internacionales; el derecho internacional no es, todos lo sabemos, un tema popular a la opinión pública mundial y cuando se habla del asunto, siempre ha sido para criticar su falta de efectividad.

Lo más grave de esta paradoja es el peligro, siempre creciente, de que el derecho al no responder adecuadamente al reto de nuestra sociedad deje de tener influencia en la actividad internacional, como ya acontece en muchos temas, como cuando los estados deciden aplicar sanciones colectivas a otros sin el aval del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, única instancia facultada para aprobar esas acciones, o el uso de instituciones que consagran el indispensable respeto a los derechos humanos sin que ellos mismos acepten esas obligaciones o el deber de eliminar las armas de destrucción masiva en plazos fijos, sin actuar en consecuencia, poniendo en gran peligro a la humanidad entera.

No cabe duda, por otra parte, que la época en que la solución de los problemas se lograba exclusivamente por medio de acciones bilaterales de los estados, ha pasado, al mismo tiempo que parecería aún prematuro hablar de la existencia hoy día de un sistema universal y único, de un verdadero orden mundial al que por conveniencia propia se ajusten todos los estados, por lo que sinceramente esperamos que nuestros vecinos y amigos de Estados Unidos, al contrario de otras potencias, no vayan a cometer el error de tratar de intervenir, particularmente en nuestro continente, cuando países hermanos sufren crisis internas, Doctrina Monroe o no Doctrina Monroe.

Embajador emérito de Mexico, escribe a título personal