Miércoles 20 de noviembre de 2019, p. 2
Madrid. Datos recopilados de etiquetas electrónicas recuperadas de 47 viajes realizados por golondrinas de mar árticas revelan por primera vez cómo el cambio climático afecta su comportamiento.
Las golondrinas de mar árticas pasan sus temporadas reproductivas y no reproductivas en ambientes polares en los extremos opuestos del mundo, y son el ave marina que realiza la mayor migración.
Al pasar su temporada de no reproducción en la Antártida, la lejanía de esta parte del mundo significa que hasta ahora hemos tenido una comprensión muy limitada de su comportamiento y distribución mientras están allí.
Analizando los datos de 47 migraciones durante dos años de estudio, 2015 y 2017, un equipo de la Universidad de Lancaster encontró marcadas diferencias en el comportamiento y distribución del ave entre los marcados en 2015 en comparación con los de 2017.
Modificación sustancial
Esto coincidió con un cambio sustancial en las condiciones de hielo, con alta capa de éste en 2015, seguido de condiciones inusualmente cálidas que llevaron a su ruptura a finales de 2016 y una cubierta más baja de lo normal el año siguiente.
Chris Redfern, quien dirigió el estudio, explicó: el hielo marino es un hábitat importante para el kril juvenil (especie de crustáceo), ya que brinda protección contra los depredadores y la intensa luz del verano antártico. Ahora sabemos que es la principal fuente de alimento para las golondrinas de mar, por lo que parece probable que el clima más cálido durante 2016/2017 redujo la abundancia de esa comida y por eso las aves se vieron obligadas a alimentarse en diferentes áreas
.
De hecho, en ese segundo año, las aves convergieron en la plataforma de hielo Shackleton en lugar de extenderse a lo largo de la costa de la Antártida Oriental. Las regiones polares son particularmente sensibles al cambio climático e incluso pequeñas modificaciones pueden tener implicaciones importantes en toda la red alimentaria.
Increíble recorrido
Los primeros datos recuperados del estudio destacaron el increíble recorrido de estas aves marinas: de sus zonas de reproducción en Escocia hasta sus cuartos de invierno en la Antártida.
Al hacer el mapa con detalles sin precedente de la ruta y los puntos de parada, se rastreó un vuelo sin escalas de 8 mil kilómetros, 24 días sobre el océano Índico, alimentándose en movimiento, o una corta estadía en la costa de Nueva Zelanda antes de completar el tramo final de su viaje.
La dependencia de la golondrina de mar ártica al hielo durante su periodo de no reproducción en la Antártida pone de relieve la vulnerabilidad de la especie al cambio climático
, afirmó Redfern.