Washington. Una asociación de residentes de localidades estadunidenses cercanas al límite con México denunció en esta ciudad el racismo que sufren los latinos por parte de los agentes fronterizos, muchos de los cuales, pese a ser ciudadanos, enfrentan controles, con casos de abusos verbales y revisiones denigrantes.

Hay un patrón histórico de abusos e impunidad en la frontera, dijo a los periodistas Fernando García, director de la Red Fronteriza para los Derechos Humanos (BNHR, por sus siglas en inglés).

Parece que la Constitución no se aplica en la zona, agregó García delante del Capitolio, tras una rueda de prensa con Verónica Escobar, congresista demócrata que representa a la ciudad de El Paso, Texas, y al senador por Nuevo México Tom Udall.

Estas comunidades de la frontera merecen un compromiso real y una rendición de cuentas del Departamento de Seguridad Interior (DHS), dijo el senador, quien impulsa una ley para mejorar la situación que ya aprobó la Cámara de Representantes, donde los demócratas son mayoría.

La legislación impulsada por Escobar busca aumentar la rendición de cuentas y la transparencia dentro del DHS, encargado de la gestión del área fronteriza.

García denunció que los estadunidenses de origen latino que viven en la zona sufren interrogatorios de la policía migratoria.

Perfiles raciales

“Los agentes de inmigración usan perfiles raciales y si uno parece mexicano –lo que sea que esto implique– va a ser sometido a interrogatorio y va a ser cacheado”, refirió el activista, quien vive en El Paso, localidad de Texas que colinda con Ciudad Juárez, en México.

García denunció que también hay gente que es insultada y sometida a abuso sicológico, que se les dice mojados, término denigrante para los migrantes que cruzan el Río Bravo para entrar a Estados Unidos, y se les dice: vuélvete a México.

También denunció empujones y el caso de un adolescente estadunidense, quien tras visitar Ciudad Juárez volvió a El Paso y los agentes no le creyeron que era estadunidense y lo enviaron a un control secundario, donde fue desnudado. Nosotros denunciamos, pero la queja no sirve para nada. A nadie le importa. El caso sigue pendiente, indicó García.

Gabriela Castañeda, portavoz de BNHR, señaló que sus tres hijos, que son estadunidenses, cruzan la frontera a México todas las semanas para ver a su padre, y cada domingo deben pasar un control de seguridad adicional porque los agentes no les creen que son ciudadanos.

Tal vez no lo suponga porque se parecen a mí, son hispanos, señaló Castañeda. Explicó que en las inspecciones secundarias las personas son llevadas a una habitación fría y las dejan ahí, a veces durante horas.

Entran a domicilios sin órdenes de registro

Contó que los someten a interrogatorios y muchas veces se les intimida preguntándoles si sus papeles son falsos. Denunció que su agrupación tiene documentados varios incidentes en los cuales la policía y los agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) entran a domicilios sin órdenes de registro.

El activista también dijo que hay una retórica que desafortunadamente viene de la Casa Blanca de que los agentes migratorios que trabajan en la frontera no deben rendir cuentas.

Durante el gobierno de Donald Trump, las comunidades fronterizas han sido dejadas en la oscuridad, dijo Udall, en referencia al duro discurso antinmigración del presidente republicano, que declaró el estado de emergencia nacional para eludir al Congre-so y obtener fondos para construir un muro, uno de sus proyectos insignia en la campaña de 2016.

García dijo que la población latina sufre hace décadas un racismo antimexicano, pero que el fenómeno se ha recrudecido.

Aseguró que esto creó las condiciones para ataques contra latinos, como el tiroteo en un supermercado en El Paso, en Texas, que dejó 22 muertos en agosto pasado.

Antes del ataque, el agresor denunció en un manifiesto en Internet una invasión hispana.