ONU Hábitat establece que se debe hacer valer el derecho humano a una vivienda adecuada en las políticas en la materia.

Situación que en México nunca ha sido una realidad. Y es que el modelo de producción en masa de desarrollos habitacionales se ha caracterizado por el establecimiento de viviendas alejadas de las áreas urbanas consolidadas, donde las fuentes de empleo y los servicios públicos de buena calidad son insuficientes, entre otros aspectos.

El próximo 27 de noviembre, la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) presentará el Programa Nacional de Vivienda 2020-2024, y la expectativa es que se apegue a los principales lineamientos de ONU-Hábitat.

Carina Arvizu Machado, subsecretaria de Desarrollo Urbano y Vivienda de la Sedatu, indicó a este medio que en la materia habrá un cambio total de paradigma, donde la vivienda se ve como un dere-cho humano.

De acuerdo con la agencia de Naciones Unidas, cada persona, independientemente de su raza, género, nacionalidad, etnia, idioma, religión, o cualquier otro estatus, tiene el derecho inalienable a una vivienda adecuada para vivir en paz, seguridad y dignidad.

La Nueva Agenda Urbana, reconoce el derecho a una vivienda adecuada y el mejoramiento de los asentamientos precarios como elementos fundamentales para el cumplimiento de los derechos humanos y como requisitos para el desarrollo urbano sostenible.

ONU-Habitat estima que al menos 38.4 por ciento de la población de México habita en una vivienda no adecuada; es decir, en condiciones de hacinamiento o hecha sin materiales duraderos o que carece de servicios mejorados de agua y saneamiento.

Los siete elementos de la vivienda adecuada son: seguridad de la tenencia; disponibilidad de servicios materiales, instalaciones e infraestructura; asequibilidad; habitabilidad; accesibilidad; ubicación y adecuación cultural.