Miércoles 4 de diciembre de 2019, p. 2
Madrid. Investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y del Hospital General de Massachusetts (MGH) idearon un posible tratamiento para eliminar los cálculos renales de forma más rápida y menos dolorosa, con la combinación de dos medicamentos que relajan las paredes del uréter y pueden administrarse directamente en el tubo que conecta los riñones con la vejiga mediante un instrumento similar a un catéter. Los investigadores, según publican en la revista Nature Biomedical Engineering, señalan que relajar el uréter podría ayudar a que los cálculos se muevan por el tubo más fácilmente.
Hace varios años, Michael Cima, profesor en el Departamento de Ciencia e Ingeniería de Materiales del MIT y autor principal del estudio, y Brian Eisner, que codirige el programa de cálculos renales en MGH y también autor del artículo, comenzaron a pensar en formas de mejorar el tratamiento. Si bien algunos cálculos más grandes requieren cirugía, el plan de tratamiento habitual es esperar a que los cálculos pasen, lo que puede tardar 10 días. Los pacientes reciben analgésicos y un medicamento oral para ayudar a relajar el uréter, pero los estudios han ofrecido pruebas contradictorias sobre si este medicamento realmente ayuda.
Cima y Eisner pensaron que administrar un relajante muscular directamente al uréter podría ofrecer una mejor alternativa. La mayor parte del dolor surge de calambres e inflamación en el uréter a medida que los cálculos pasan por el tubo estrecho, por lo que relajar los músculos que lo rodean podría ayudar a aliviar este paso.
Christopher Lee, doctorado reciente en la División de Ciencias y Tecnología de la Salud de Harvard-MIT y autor principal del estudio, se reunió con Cima y se interesó en seguir un tratamiento para expulsar cálculos renales. Ellos plantearon la hipótesis de que si administraban los medicamentos directamente al uréter podrían obtener un efecto de relajación mayor que al administrar dichos medicamentos por vía oral, al tiempo que minimizan el daño al resto del cuerpo.
Así identificaron dos medicamentos y descubrieron que funcionaban mejor si se administran juntos: la nifedipina, usado contra la presión arterial alta, y un medicamento conocido como inhibidor de ROCK (rho quinasa), para tratar el glaucoma.