Busca sus primeros Juegos paralímpicos
Me calcé la prótesis y no dejé de correr; sentía fuego en el estómago
El corredor Gustavo Estrada recuerda que la sensación de volver a experimentar la velocidad fue imborrable
Miércoles 4 de diciembre de 2019, p. a16
La primera vez que se calzó la prótesis deportiva, Gustavo Estrada experimentó una revelación. Nunca había imaginado que sería corredor de alto rendimiento. Desde que le amputaron la pierna izquierda, después de recibir un balazo durante un asalto en Iztapalapa en 2015, ni siquiera pasó por su mente la posibilidad de volver a sentir la emoción de la velocidad en su propio cuerpo.
Gustavo nunca había salido de México. Fue elegido por sus avances en el Instituto Nacional de Rehabilitación para hacer unas pruebas de Running Clinic, programa de inserción social para personas con discapacidad en Buenos Aires en septiembre de 2017. Era un joven tímido, que apenas hablaba. En la pista de tartán de aquella ciudad miraba un tanto retraído las prácticas que hacían tanto atletas de alto rendimiento como personas que nunca habían usado una prótesis deportiva. Gustavo se la probó por primera vez y cuenta que fue como si algo explotara en su interior, como un fuego que ardía en su estómago que lo impulsaba a correr como poseído
.
No paré de correr y correr, era como si estuviera en trance y a la gente le llamó la atención verme dando vueltas en la pista como loco
, recuerda Estrada entre risas; la emoción me hacía acelerar cada vez más; eso que sentí aquella vez fue imborrable
.
En esa prueba, conoció al brasileño Vinicius Rodrigues, atleta amputado con récord en 100 metros planos, y al medallista paralímpico alemán, Heinrich Popow, quienes le empezaron a compartir sus secretos técnicos.
Popow es instructor en el programa de Running Clinic, donde enseña a los novatos a usar la prótesis, pero su trabajo más preciso es tratar de operar un cambio profundo en las ideas de quienes son elegi-dos en el proyecto.
No es fácil adaptarse a la prótesis
, relata Gustavo, quien hoy tiene 22 años; al principio lastima, hay que acostumbrarse. Yo no quise parar; prefería secarme la sangre que me salía y seguir entrenando. Lo que me impulsaba a continuar eran mis ganas de correr
.
Previo a usar esa prótesis, incluso antes de sufrir la amputación, Gustavo no era un muchacho aficionado a practicar deporte. Desde aquella experiencia en la pista de Argentina, vivió una metamorfosis y hoy se dedica de tiempo completo al atletismo.
Nunca había pensado que yo pudiera ser un atleta de alto rendimiento hasta ese momento
, reconoce; ahora estoy a segundo y medio de conseguir la marca para poder asistir a los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020
.
Si consigue la marca para los Juegos Paralímpicos, ese será su principal triunfo. No es ingenuo, sabe que la experiencia que acumula en el atletismo adaptado todavía es poca frente a los competidores más avanzados.
En Tokio no aspiro a una medalla
, admite; los otros competidores tienen muchos años y sé que será difícil subir al podio, calificar ya será mi premio. Tengo la mira puesta en los Juegos de París 2024; ahí sí voy por una medalla
.
Al finalizar el Running Clinic, que se celebró el domingo en la Universidad Iberoamericana, con la participación de atletas experimentados de varios países, corredores recreativos y novatos que están empezando a familiarizarse con las prótesis, todos conviven e intercambian experiencias.
Gustavo aconseja a un muchachito. No le da consejos sobre cómo correr, sino le sugiere que camine erguido, orgulloso, le dice que después de conseguir eso, habrá un cambio importante y las demás conquistas llegarán.
Usar una prótesis requiere aprender a convivir con una nueva extensión del cuerpo
, explica el alemán Popow; eso no es lo más difícil. Lo más importante es lograr vernos como personas que podemos lograr cosas increíbles, y para eso no necesitas un cuerpo completo, sino una mente fuerte
.