Lunes 9 de diciembre de 2019, p. 5
París. Corrupción, tráfico de muestras, falsificación de datos... Desde hace cinco años, Rusia se sienta en el banquillo de los acusados del deporte internacional. Varias investigaciones han demostrado el alcance de las trampas para ocultar un sistema de dopaje que implica a todo el Estado, incluso a los servicios secretos, y que ponen en peligro de nueva cuenta su participación en los Juegos Olímpicos y Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 y otras competencias de ámbito mundial. Hoy lunes, en Laussana, se dará el veredicto sobre su castigo.
Pese a la amenaza de su exclusión por cuatro años por haber falsificado documentos entregados a la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), Rusia sigue siendo un gigante del deporte mundial, que sabe utilizar su peso económico e institucional para mantener la influencia.
Las sombras sobre el escándalo de dopaje comenzaron a finales de 2011, con 23 casos sospechosos en el atletismo, algunos de los cuales terminaron en el retiro de sus títulos olímpicos y mundiales en Londres 2012 y Moscú 2013.
Quería evitar la sanción de 15 atle-tas rusos a la vez
, admitió el ex presidente de la IAAF (1999-2015), el senegalés Lamine Diack, ante la justicia francesa, competente porque cantidades de dinero se blanquearon en París. También admitió haber recibido dinero ruso, como un pago de 1.5 millones de dólares, para hacer campaña política en su país.
Según el informe McLaren encargado por la AMA, el laboratorio de Moscú actuaba bajo la influencia directa del Ministerio de Deportes cuando un control era positivo. Una vez informado, el ministerio decidía enviando el código salvar
o cuarentena
.
En el primer caso, la muestra positiva era simplemente guardada como negativo en la base de datos del laboratorio antidopaje. En su informe final, el jurista canadiense Richard McLaren estima que más de 500 controles positivos fueron blanqueados por este sistema entre 2011 y 2015.
Excepciones a la suspensión
El dopaje a gran escala en el atletismo llevó a la IAAF a suspender a Rusia en noviembre de 2015, aunque la puerta a la participación de deportistas rusos en competiciones internacionales quedó abierta para algunos de ellos, seleccionados, que demostraban estar limpios.
En el Mundial 2017 de Londres, Danil Lysenko, uno de estos atletas autorizados a competir, gana la plata en salto de altura y encarna la nueva generación del atletismo ruso. Sin embargo, el 25 de junio de 2018 falta por tercera vez a su obligación de estar siempre localizable para poder someterse a controles sorpresa, lo que equivale a una suspensión.