Domingo 22 de diciembre de 2019, p. 9
Matilde Alcázar camina escoltada por su madre, doña Norma, quien presume las cinco medallas (tres de oro, una plata y un bronce), que su hija ganó en los recientes Juegos Parapanamericanos de Lima 2019 en natación.
Matilde es débil visual, discapacidad que la llevó a los carriles de competencia y a triunfar como nadadora. Ayer recibió el Premio Estatal del Deporte de la Ciudad de México, junto a María José Sánchez, clavadista de 14 años ganadora de una medalla de bronce en el Mundial de Corea del Sur, y César Córdova, marchista campeón en el Mundial Panamericano en Costa Rica, quienes se hicieron acreedores de un cheque de más de 36 mil pesos.
Matilde no puede ocultar la alegría nerviosa por el reconocimiento que le entrega el director del deporte capitalino, Rodrigo Dosal. Habla entre risas por lo afortunada que se siente.
La estupenda cosecha que consiguió en Lima la animó a registrarse para el premio de la Ciudad de México. Lo hizo sin mucho convencimiento. Poco antes de que hicieran oficial la lista de ganadores, recibió una llamada del director de Indeporte, en la que le informó que había sido elegida por sus logros.
Lo primero que hice fue llamar a mi madre y decirle, porque yo no podía creerlo
, dice orgullosa; “al principio me preocupé, me dije: ‘¡¿qué habré hecho o por qué me llaman?’”
Matilde participó en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012, en los que no consiguió avanzar a ninguna final. Lo atribuye a su poca experiencia en aquel entonces. A Río de Janeiro 2016 no acudió porque estaba por terminar sus estudios universitarios y eligió su carrera académica en ese momento.
Después de Lima 2019, Matilde no titubea en subirse al podio en Tokio 2020. La posición que ocupa en la clasificación mundial, es la número cinco, le dan expectativas bien sustentadas para pensar en una medalla.
Tokio, la próxima parada
Cada mañana que entreno, que me duele algo, cuando me siento agotada o me exigen el tiempo, sólo pienso en Tokio, Tokio, Tokio
, dice señalando con el índice en la sien.
Matilde empezó a nadar como un ejercicio necesario en su rehabilitación cuando era una niña muy pequeña. Gracias al empeño de su mamá empezó a destacar y terminó en el Centro Paralímpico, donde encontró la disciplina a la que dedica todo su tiempo. Yo no imaginaba que este año coronaría mi mejor resultado como atleta de alto rendimiento en Lima con este premio estatal, pero ahora estoy más emocionada y con la meta puesta en Tokio 2020
, afirma Matilde.